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    Desde 01/01/2016




    Buenos Aires mirando hacia arriba

    Después del verano y los días sofocantes, comienza un tiempo ideal para realizar paseos y caminatas por la ciudad y vale la pena elevar la vista y mirar hacia arriba, aunque con la debida atención a las veredas rotas o con regalitos de perro para no pisarlas o caernos. Buenos Aires nos ofrece fantásticos edificios, que vale la pena descubrir.

    Una de las características de nuestra ciudad es la variedad de estilos arquitectónicos que dan identidad a cada barrio pero además, pocos saben cuáles son los edificios más altos y sin embargo conocen los del resto del mundo, como las torres Petronas, el Burj Khalifa, etc.

    La propuesta es salir y descubrir cuáles son los rascacielos de nuestra ciudad, como por ejemplo: el Barolo, el Kavanagh, la torre de YPF, la torre Alvear Icon y otros.

    En un congreso internacional sobre la "Historia de las Construcciones en Altura" -organizado por el Instituto de Historia, Teoría y Praxis de la Arquitectura y la Ciudad, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata- se presentó un mapa que puso su lupa en una zona específica de la Ciudad.

    El objetivo fue mostrar la evolución de las alturas y proponen un recorrido en un perímetro delimitado por las avenidas 9 de Julio, Alem, Libertador y Avenida de Mayo, donde encontrarán más de cincuenta edificios.

    También se presentó un mapa donde se aprecia que en Puerto Madero se concentran "Las torres del Siglo XXI". El mapa tiene un orden cronológico, organizado a través de otras cuatro etapas: "Los primeros rascacielos" -entre 1909 y 1929-, "Los rascacielos modernistas" -entre 1929 y 1957-, "Torres, Primera Etapa" -entre 1957 y 1977- y "Torres, Segunda Etapa", de 1977 a 1999. Y finalmente las que se construyeron desde 2000.

    Por ejemplo, la torre YPF, del célebre arquitecto César Pelli, presenta un detalle muy interesante: a la altura del piso 26, cuenta con un jardín de invierno, donde crecen arbustos y hasta un árbol. También la Torre de la UIA, la de IBM, entre otras, son parte de las de siglo XXI.

    En Puerto Madero también destacan por su altura la Alvear Tower, con 239 metros de altura, es el edificio más alto de Argentina y el tercero más alto de Sudamérica.

    La Torre Renoir II, con 175 metros de altura, es el 28° edificio más alto de América del Sur.

    La Torre Cavia, con 173 metros de altura, que se encuentra en Palermo Chico sobre la avenida Figueroa Alcorta.

    Una de las especialistas que intervino en el mapa y en la selección de edificios porteños, es la arquitecta Virginia Bonicatto, conocedora de cada rincón de la historia y la construcción de la Güemes y el Barolo. Sobre ambos tiene extensos trabajos realizados para los que incluso viajó a Italia en donde buscó a la familia y descendientes del arquitecto Mario Palanti para ahondar en la historia sobre el Barolo.

    Con comercios, departamentos, oficinas, restaurantes, teatros, correo propio, un café notable y un mirador a más de 80 metros de altura, el Güemes es el primer rascacielos de hormigón de Latinoamérica. Es, también, el primero en el mundo en ser rascacielos y galería. Obra del italiano Francesco Gianotti (el mismo de la Confitería del Molino), está conformada por cuatro torres, a los ojos de hoy, "bajas"; una de ellas llega a los 14 pisos. Este edificio emblemático, de estilo Art Nouveau, cuenta con exquisitos detalles en la cúpula interior, realizada en hierro y recubierta con placas de cobre.

    La otra estrella del mapa -en la etapa de los primeros rascacielos- es el Palacio Barolo, o pasaje Barolo, tal su nombre original. Fue el más alto de Latinoamérica (hasta la construcción del Kavanagh, en 1935) y está coronado por un faro cuyo haz de luz podía verse desde Montevideo. Obra de Mario Palanti, en 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional y el mito sobre el Dante sobrevuela su origen y su historia.

    En los 90 se transformó en mito: el arquitecto Carlos Hilger -ya fallecido- contaba que Palanti se había inspirado en los versos de la Divina Comedia, de Dante Alighieri, para diseñarlo. Y que su comitente, Luis Barolo, pretendía traer a la Argentina las cenizas del escritor italiano para salvarlas de una Europa en guerra.

    Los ocho edificios que componen los "rascacielos modernistas" fueron elegidos porque "a partir de 1929 se da un momento de gran relevancia. No responde a un solo motivo, pero podríamos mencionar, entre otras cosas, la visita de Le Corbusier al país.

    Esta etapa está marcada por “hitos” modernistas como el Comega, el Safico, el Kavanagh o el Alas, que desarrollaron las formas “puras y blancas” con que se identifica la “arquitectura moderna”.

    La primera etapa de torres (1957-1977) explica muchas de las construcciones de aquellos años: la normativa exigía que estos edificios estuvieran exentos, con sus fachadas libres, alejados de las construcciones linderas. Así se fomentaba ventilación e iluminación.

    La torre "destacada" de esta etapa es la de Justo Solsona para la UIA, en Catalinas Norte. Como la describe "Moderna Buenos Aires" (del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, CPAU): "Con austeridad y síntesis geométrica, esta obra fue una adelantada a su época marcando un rumbo para la arquitectura de la Ciudad".

    Tómese su tiempo, camine por Buenos Aires, eleve la vista y descubrirá una ciudad diferente, con variados estilos, cúpulas fantásticas y habrá descubierto que nuestra ciudad es una de las más bellas del mundo.


    Susana Espósito - 5421 caracteres – Jueves 10/04/25