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    Desde 01/01/2016




    La igualdad ante la ley, es una terrible mentira

    Nadie sabe por qué, pero la suprema corte "de justicia", dilató cuanto pudo la decisión de confirmar la doble condena de la ex presidente, Cristina Fernández de Kirchner. Esta causa duró 17 años y aún quedan otras. Lo cierto es que quienes parecen tener "los títulos" bien puestos son los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, que se pronunciaron en contra de la prisión domiciliaria que le otorgó a la señora el juez Jorge Gorini, pero no fueron escuchados.

    Militantes kirchneristasQuienes la querían presa y quienes NO, todos esperaban la resolución de esta situación; unos porque vieron pruebas suficientes como para que se la condenara y los otros, porque aun asumiendo que robó, la apoyan porque les dio planes, jubilaciones (sin haber aportado), subvenciones y pautas a muchos artistas y periodistas K, que ahora lloran porque se les terminó la fiesta.

    Pero en medio de esta situación, parece que nadie pensó en la situación que, desde hace diez días, viven los vecinos de Cristina, debiendo soportar ruidos de bombos, cánticos, humaredas de parrillas, fuegos artificiales, cartelería y pasacalles que invaden la cuadra, desvío del tránsito (tres líneas de colectivos pasan por allí), los olores nauseabundos debido a que muchos hacen sus necesidades en la calle y los vecinos están hartos, no pueden descansar y ven alterada su vida cotidiana y el sueño nocturno.

    Entonces todos nos preguntamos ¿no era que ante la justicia somos todos iguales? ¿No era que los derechos de uno terminan donde comienzan los de los demás?

    Pues parece que no es tan así, porque allí siguen los fans de la señora, como si estuviesen acampando para el Lollapalloza y el espectáculo es en San José 1111.

    ¿Habrá que cambiar la letra del tango "A media luz" y en lugar de Corrientes 348, poner "San José 1111, segundo piso ascensor, hay porteros y vecinos, adentro ella en prisión"?

    Parece que la Justicia está más ciega que nunca...

    Por la calle San José se van multiplicando los puestos: venden libros, remeras, cuadritos y todo tipo de merchandising cristinista. Apenas empieza la tarde y ya hay por lo menos 20 móviles de televisión apostados. Desde que se confirmó la condena, la manzana está tomada por militantes.

    Según confirmó la Justicia, cumplirá su condena de 6 años de prisión en su casa, debiendo abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario y/o alterar la convivencia pacífica de sus habitantes, según las reglas de conducta que fijaron los jueces. Ayer, fue el primer día en que el ritual del balcón no se repitió, pero sus fans siguen allí.

    Algunos vecinos dicen estar dudando del "atentado que había sufrido Cristina", porque si fue cierto, ¿cómo pude exponerse en el balcón, situándose como un blanco para un loquito o francotirador que pueda asesinarla? Raro que tanto evaluar si esa propiedad es apropiada para su prisión domiciliaria la hayan aprobado y no tuvieron en cuenta el terrible riesgo que corre la señora, en su balcón escenario.

    Algunos testimonios:
    “Yo nunca tuve problema con ser vecino de Cristina. Si está ella sola, está todo bien. Pero los tipos que vienen a manifestarse se ponen violentos. Hay gente a la que le da miedo salir. Ayer agredieron a un movilero en la puerta de mi edificio. Un día amanecieron todos acá. Les tuve que pedir permiso para salir y entrar a mi departamento. Menos mal que me conoce el de seguridad de Cristina y me dejó pasar”, dijo otro vecino de 50 años que prefirió resguardar su identidad. En la puerta de su edificio cuelga uno de los tantos pasacalles en apoyo a la exmandataria.

    “Desde que la Corte Suprema confirmó la condena, nuestro hogar se transformó en prisión: manifestaciones sin tregua, gritos y cánticos cada vez que Cristina asoma en el balcón, rodeados de bombos y tambores que perforan la noche. ¿En qué país vivimos donde, al llamar a la Policía, nos responden que “no pueden hacer nada”? ¿Dónde quedó nuestro derecho al descanso, a la seguridad, a la movilidad? ¿El privilegio judicial de la ex presidenta vale más que nuestra integridad y tranquilidad?”, señaló Santiago que acercó su queja y pedía que San José 1111 no fuera aceptado como prisión domiciliaria por el impacto socioambiental.

    El mercado inmobiliario de la zona también se vio afectado. Cuando se conoció el fallo de la Corte, el departamento de arriba del de Cristina estaba en venta. Ahora, tras varios días sin poder mostrarlo debido a las manifestaciones que ocupan el ingreso al edificio, quienes lo comercializaban decidieron eliminar la publicación de venta de las redes.

    “Es un desastre, acá hay chicos que se pasan todo el día tirados en la vereda drogados. Hace dos semanas hubo un tiroteo acá a la vuelta, a cuatro cuadras de lo de Cristina. De noche ni saco a pasear a mi perro, lo asomo por la puerta del edificio nomás”, contó Pamela de 42 años, quien prefirió resguardar su apellido, mientras paseaba a su dálmata por la calle Santiago del Estero.


    Susana Espósito - 4959 caracteres - Jueves 19/06/25