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Obras de restauración en el Teatro ColiseoEl Teatro Coliseo es un tradicional y antiguo teatro argentino ubicado en Buenos Aires que se encuentra en el barrio Retiro frente a la Plaza Libertad. El primer Teatro Coliseo, o Viejo Teatro Coliseo fue inaugurado en 1804, aún en tiempos de la colonia española y fue la única sala de espectáculos de la ciudad hasta 1838. Estaba ubicado frente a la Iglesia de la Merced, en el cruce de las actuales calles Reconquista y Perón, a dos cuadras de la Plaza de Mayo. El teatro fue construido por el cafetero Ramón Aignase y el cómico José Speciali, a raíz de un permiso que los autorizaba a crear el “Coliseo Provisional de Buenos Aires”. Como director de la orquesta fue designado el músico español Blas Parera, luego autor de la música del Himno Nacional Argentino. De propiedad del estado italiano, así como todo el edificio que lo contiene, – hoy denominado Palazzo Italia-, su gestión está sesionada a la Fundación Cultural Coliseum a partir del año 1971. Palazzo italia hoy alberga las siguientes instituciones: Instituto Italiano de Cultura, Camera de Comercio Italiana, Università di Bologna, y algunas asociaciones de fomento italianas: Asociación Nacional Alpinos Sección Argentina, Confederación General de Federaciones Italianas en Argentina, Federación de Instituciones Italianas de Buenos Aires, Unión Nacional Oficiales Retirados de Italia en Buenos Aires. Desde el año 1940 hasta 2007 fue también sede del Consulado General Italiano en Buenos Aires. Actualmente, el Coliseo está siendo restaurado y puesto en valor. Se desmontaron 935 butacas para dar inicio a la siguiente etapa de un extenso proyecto de restauración que viene se desarrollando desde 2013, cuando Elisabetta Riva asumió la dirección de esta sala de bandera italiana. De manera que luego de la fachada, el hall y el equipamiento escenotécnico, la puesta en valor patrimonial impacta ahora de lleno en el lugar que ocupa el público, el que finalmente podrá evaluar los resultados estéticos y de confort alcanzados cuando el 29 de marzo se abra la temporada, con un concierto de la Orquesta Estable del Teatro Colón. El arquitecto Alfio Sambataro, explica que lo que queda a la vista detrás de esta tarea es el respeto por la tradición arquitectónica, que devolvió al equipo de trabajo a los planos, las líneas y los criterios de 1961, cuando se inauguró el edificio tal y como lo conocemos. Ya para entonces, de aquel Coliseo original que ocupó en 1905 el solar de la calle Charcas 1125 (actual Marcelo T. de Alvear), primero como circo y luego como gran plaza lírica, únicamente quedaban unos muros perimetrales. De pie sobre el escenario, se contempla a la sala lucir toda su geometría. Este cambio de roles convierte de pronto en estrella del espectáculo a la planta libre como no estuvo nunca antes en seis décadas. Sobre la alfombra del pasillo central, se coloca el prototipo al que arribaron con entusiasmo, que permite corroborar todo lo que sigue. “Para conservar el diseño original de la butaca y alcanzar los niveles de confort que hoy hay que darle al público, se mantuvo intacto el apoyabrazos, macizo, de madera artesanal, muy de esa época, y se cambió justamente el asiento y el respaldo, que con las nuevas tecnologías le da mucha mayor comodidad al espectador”, detalla Sambataro el trabajo realizado con Rassegna, empresa dedicada a este tipo de equipamiento para cines y teatros. “El tapizado nuevo es un terciopelo de producción nacional ignifugado desde el hilado”, sigue. En rojo púrpura, la tela tiene otro atributo invisible pero muy valioso: la adaptabilidad acústica. Elisabetta Riva, por su parte, recuerda que siempre en las restauraciones procuran combinar tres elementos: “funcionalidad, modernidad y seguridad, sin olvidarnos –y acá viene el adn italiano muy fuerte- de la tradición. Tenemos que respetar esos respaldares, que son muy simples, pero están en armonía con los anillos de la sala, con la curvatura del cielorraso; entonces cualquier elemento nuevo que responda al confort y la seguridad no puede traicionar el diseño estético de aquellos años”. Remover las 935 butacas fue una acción milimétricamente planificada para iniciarse al día siguiente de que se apagaran las luces de la última función de 2024. En dos semanas, la sala quedó desnuda. Se pudo avanzar entonces en el piso de la platea: se pulieron y plastificaron las maderas, se hizo nuevo el foso de orquesta y se atendieron las mejoras en la mesa técnica, entre otros aspectos. “Hubo distintas etapas, por ejemplo, la de medición, para luego volver a colocar cada butaca exactamente en el mismo lugar en donde estaba”, señala Sambataro. Ahora, mientras varias pilas de asientos removidos esperan una segunda vida (serán donados a teatros más pequeños, como el Galpón de Catalinas, en La Boca), ya empezaron a hacer su reingreso en la sala las 935 nuevas butacas. La instalación completa, estiman, demandará un mes. Para financiar la tarea de restauro, el teatro en esta oportunidad recurrió a un tipo de fundraising que toca una fibra emotiva. Bautizó al proyecto Dedica y abrió a los donantes la posibilidad de colaborar con la conservación del patrimonio y al mismo tiempo dedicar una butaca a una persona, a una familia, a una entidad. Como cualquiera que fuera a sacar unas. Se conoce que hubo aportes “premium”, por ejemplo, de Cristiano Rattazzi, presidente de la Fundación Coliseum, que “dedica” su contribución a su madre, Susanna Agnelli, política italiana que fue la primera mujer canciller de ese país; Giorgio Alliata di Montereale, vicepresidente de la Fundación Coliseum y presidente de la Cámara de Comercio; Paolo Rocca, Nunzia Locatelli, Marcos y Teresa Bulgheroni, Nicolás Catena, Amalia Amodeo y la familia Andreani, entre otros. Por partida doble, Gustavo Yankelevich rinde homenaje a su hija Romina y al actor Gino Renni. Por supuesto, entre los apoyos, se cuentan varios miembros de la comunidad italiana en Argentina, como la Asociación Ossolana. “Conmueve especialmente ver la cantidad de butacas dedicadas a la memoria de padres, madres y abuelos inmigrantes, perpetuando en el Teatro Coliseo el legado de aquellas familias que, con sacrificio y determinación, contribuyeron a construir puentes culturales entre Italia y Argentina, transformando sus historias personales de migración en un patrimonio colectivo que hoy seguimos celebrando”, remata Elisabetta Riva, con su inconfundible acento. El video, que el Coliseo estrenará en su canal de YouTube el 12 de marzo, es también un tributo a los teatros, “templos sagrados donde la magia del arte cobra vida, donde cada rincón respira historia y cada butaca guarda memorias de momentos sublimes”. Y por supuesto quiere significar la confirmación de un lazo de Italia y su vínculo con Argentina, “una relación que trasciende océanos y generaciones”. Susana Espósito - 6837 caracteres – Lunes 10/03/25 – Fuente: La Nación |