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La verdadera inclusión no es hablar de "chiques", es hacer algo por "los chicos"
El profesor Marcelo Filippo, de una escuela secundaria de Córdoba, inició una colecta desde sus redes sociales para estudiantes de una escuela rural de Chaco, que tienen que caminar 8 kilómetros para ir a estudiar.
Un docente restauró 130 bicicletas para que los chicos de una escuela rural no tengan que caminar hasta 8 kilómetros para ir a estudiar. Marcelo considera que contar con bicicletas les facilitaría llegar a la escuela y reduciría el ausentismo.
Vecinos de la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz, donaron más de 130 bicicletas que serán entregadas a esos alumnos, todos de la escuela primaria Zenón Mateos y el jardín que funciona como anexo. Los estudiantes tienen entre 3 y 12 años de edad y viven lejos del colegio: llegan a recorrer hasta 8 kilómetros por caminos rurales, porque no hay transporte escolar ni público. Muchos recorren a pie, y solos, todo ese trayecto, ya que sus padres no siempre pueden llevarlos (generalmente en moto) o acompañarlos.
Los chicos ya están ilusionados con el próximo inicio de clases, ya están planeando la vuelta a la escuela con el entusiasmo de saber que ahora, contar con una bicicleta será diferente e incluso divertido.
“Para nosotros es una bici, pero para los chicos es una ilusión”, dice Marcelo Filippo, un profesor de Carlos Paz que fue la cara de la campaña “100 bicis para Chaco”, una movida que promocionó en sus redes sociales a través de videos.
La idea había surgido cuando Marcelo se grabó en un video en el que pedía una bicicleta para Matías Manno, uno de sus alumnos del secundario nocturno. Matías trabaja de albañil y después de cada jornada debía caminar 8 kilómetros para ir a la escuela. La campaña de Marcelo dio sus frutos: en septiembre pasado consiguió esa bici, por eso, fue el disparador para que desde la escuela García Ferré, de Carlos Paz, le pidieran que volviera a emprender una campaña para que esos chicos de la escuela Zenón Mateos de Chaco, a la que apadrinan y que esos niños puedan también conseguir su bici.
Poder contar con esos rodados no solo significa que no tengan que caminar tantos kilómetros y evitar el ausentismo sino que en el Colegio Zenón Mateos los chicos reciben desayuno, almuerzo y merienda y si no van al colegio, no comen. "Por eso es importante que puedan venir a la escuela y tengan ese refuerzo”, explica Liliana Torres, directora de la institución. El colegio tiene 94 alumnos inscriptos en el primario y 33 en el inicial. En general, viven en hogares de escasos recursos, ubicados en promedio a 5 kilómetros de la escuela.
“Las bicicletas van a ser una herramienta muy importante para reducir el ausentismo. Los estudiantes y sus familias están muy ilusionados”, dice Liliana. Por las dificultades que tienen para llegar hasta la escuela, los chicos suelen faltar una o dos veces por semana. Aquellos que están más cerca van a la escuela a pie. “Aunque es zona de monte, los caminos para llegar están en buenas condiciones, pero los más chiquitos llegan muy cansados”, cuenta la directora.
A otros, sus papás los llevan en moto, pero tienen varios problemas. “Las familias que tienen algún vehículo suelen ser muy numerosas, entonces lo tienen que compartir. No sé cómo lo hacen, pero por ahí acomodan a dos, tres o hasta a cuatro chicos arriba de la moto, y es peligroso. Además, si la mamá tiene que trabajar o ir al pueblo por algún motivo, los chicos se quedan sin ir al colegio. Y cuando llega fin de mes, muchas veces tienen que recortar gastos y no tienen plata para el combustible, así que también faltan”, señala Liliana.
En las reuniones, los docentes les explican a los padres, que en general no terminaron sus estudios, la importancia de que los chicos vayan todos los días a la escuela para no atrasarse en los contenidos y así evitar perjudicar su formación. En la última, además, anunciaron que en febrero llegaría desde Villa Carlos Paz el camión con las –hasta ahora– 130 bicicletas. Para los adultos, la noticia representó “un gran alivio”.
“Para la mayoría va a ser su primera bicicleta. Y en el caso de los más chiquitos, ya les dijimos a los papás que se las vamos a dar a ellos, para que se la den luego a sus hijos cuando crezcan y puedan venir solitos”, aclara Liliana. Aunque en un principio buscaban llegar a 100, los vecinos de Córdoba siguen donando rodados. Así, entregarán el resto a los alumnos del colegio secundario, que funciona en el mismo edificio. Al recibir a estudiantes que iban a escuelas primarias de hasta 25 kilómetros a la redonda, los alumnos del secundario viven incluso más lejos.
Marcelo está feliz del resultado de esta cruzada y confesó que no imaginaba que iba a ser tan buena la respuesta a la convocatoria. “Sinceramente, pensaba que la meta que nos habíamos puesto era una utopía”. En las primeras 24 horas recibieron 24 bicicletas: “Es una obra de corazón. Cada bici que nos llega es un corazón más que se suma a la causa”.
Aunque Marcelo es la cara visible, también acompañan el proyecto Leticia López, directora del Instituto García Ferré; Pablo Oitana, que edita el contenido que suben a las redes; y Roberto Pérez, oriundo de Chaco y quien facilita la conexión entre ambas instituciones. Además, Hernán Baima, un camionero santafesino, que se ofreció para manejar hasta Chaco a llevar las donaciones. Marcelo publicó el primer video el 21 de noviembre y el 18 de diciembre llegaron a la bici número 100. Al momento, van 130 y contando.
“Recibimos tantas que todavía tenemos que retirar algunas”, cuenta Marcelo. Dos veces contrataron un flete que en total juntó unas 30 bicicletas. Lo pagaron entre los cuatro. “Los últimos días nos quedamos sin recursos y tuvimos que esperar a cobrar para cargar combustible y salir con nuestros propios autos a buscar las bicis. Es todo un esfuerzo porque entran unas dos bicis por vez”, explica Marcelo, que durante todo enero tiene bicis agendadas para retirar.
Susana Espósito - 5949 Caracteres – Publicado: 09/01/25
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