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El barrio de la Boca con los colores de Quinquela Martín
Tal como lo deseaba Benito Quinquela Martín, el pintor del barrio de La Boca, todo se está transformando con los colores de su paleta y así como ese barrio se caracteriza por sus casas y conventillos multicolor, también se están interviniendo las calles, sus adoquines y además se están recuperando y poniendo en valor, murales y esculturas de la calle Caminito.
La Boca tiene un atractivo muy especial que atrae a los argentinos y a los turistas que visitan nuestro país, por sus casas tan particulares, sus bares, el puerto, el Transbordador, la Bombonera y tantos otros puntos de interés para visitar, por eso, se están realizando intervenciones que le devolverán su brillo y esplendor para disfrute de todos.
Según información de TripAdvisor, se posiciona en el undécimo puesto de los atractivos más comentados de la ciudad, y tiene una valoración de cuatro puntos sobre cinco.
El Gobierno de la Ciudad realizó una intervención cromática en el adoquinado que bordea el Riachuelo y ha puesto foco en la protección de los murales y las esculturas que hacen de Caminito, un Museo al aire libre. Las tareas se realizaron con la ayuda del Museo Benito Quinquela Martín. “La Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano concluyó el pintado de la explanada adoquinada en el acceso principal a Caminito, lindante a la Vuelta de Rocha”, remarcó César Torres, secretario del área. Sobre esto también se expresó Víctor Fernández, director del museo, quien explicó que se basaron en “criterios ajustados a la voluntad de Quinquela Martín de asfaltar de color las calles de La Boca”.
La calle que bordea el Riachuelo con adoquines rojos, amarillos, verdes y celestes, es uno de los sectores más característicos del lugar. ”Se buscó llevar a Caminito una parte de la ‘Sonrisa de colores’ que anhelaba Quinquela en su proyecto [nunca concretado por él] de dar color a las calles de La Boca. Ese sueño de Quinquela se cumplió, en parte, con la intervención cromática sobre el adoquinado del Paseo Costero”, detallaron fuentes de la Secretaría. Además, en vistas de impulsar la conservación del lugar, ante un caudal de visitantes cada vez mayor, se decidió delimitar el acceso a las obras de arte a partir de la señalización del suelo, también por medio de la intervención cromática. Desde la Secretaría explicaron que, para esto, trabajaron en el entorno de las esculturas y relieves patrimoniales, así como lo hicieron sobre la explanada que limita al paseo con el río: “Son dos de los principales objetivos: ayudar a visibilizarlas, en un entorno muy transitado y utilizado por diversas actividades que a veces las ocultan. Y contribuir a su protección, creando un perímetro colorido que funciona como advertencia, similar a las líneas que en el piso de muchos museos restringen la circulación que pueda representar un riesgo para las obras exhibidas”.
Fernández destacó la necesidad de “poner una distancia prudente entre las obras y la gente que circula”. Por esto, además del trabajo sobre el piso, también se enrejaron los pedestales de algunas esculturas con estructuras bajas: Sembrador espiritual, de Antonio Sassone; La Madre, de Juan Bautista Leone; La Raza, de José De Luca; Elevando Anclas, de Julio César Vergottini; Monumento a los Bomberos Voluntarios, de Ernesto Scaglia, que también fue intervenido cromáticamente; y Erosión de las aguas, de Ernestina Azlor. Son siete estatuas de las 15 que se encuentran en las inmediaciones, a las que se les puso una “barrera” para impedir que las personas se suban a ellas.
Vale recordar que varias de esas esculturas fueron muchas veces vandalizadas.
También se intervinieron algunos murales: El maestro, el coro, el trabajo, de Humberto Eduardo Cerantonio; La canción, de Julio Vergottini; La sirga, de Julio Vergottini; y Esperando la barca, de Roberto Capurro.
Esta serie de medidas precautorias y, al mismo tiempo, de renovación, comenzaron hace aproximadamente un mes y medio, y se estima que finalicen dentro de dos o tres semanas. En cuanto al cuidado general de estos sectores, desde la secretaría remarcaron que hay equipos de conservación y restauración, así como de limpieza y mantenimiento, que trabajan periódicamente en el lugar, y que son los encargados de llevar a cabo las obras necesarias para la preservación, tanto en rejas como en adoquinado.
Quinquela Martín decía que el color hacía más feliz a la gente. Para él, el color era un emblema de identidad que mejoraba la vida de las personas y ahora, se está cumpliendo ese deseo, bañar de colorido al barrio y hacer feliz a la gente que lo visite.
Susana Espósito - Publicada el Lunes 25/11/24 - 4611 caracteres
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