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Vivir siendo rehenes de paros y piquetesEl lunes 23 de octubre, 17 mil pasajeros quedaron varados en Aeroparque y en Ezeiza, debido a un paro sorpresivo de trabajadores de Intercargo, agremiados en la Asociación del Personal Aeronáutico, que afectó 54 vuelos de JetSmart y Flybondi.
Hubo demoras, cancelaciones, el hall principal del Aeroparque Jorge Newbery era un caos. La medida finalmente se levantó cerca de las 18.15, varias horas después de que se dictara la conciliación obligatoria y lentamente comenzaron a normalizarse los servicios. Este tipo de situaciones (asambleas sorpresivas, paros de maleteros y otros) se producen en Aeroparque y en Ezeiza varias veces al año y a eso hay que sumar los cortes de acceso a estos aeropuertos, que no permiten a los pasajeros que deben viajar, poder llegar. Muchas veces han tenido que descender de un taxi o remise e ir caminando con las valijas, a riesgo de perder el vuelo. Lamentablemente, estamos naturalizando el hecho de vivir como rehenes de paros y piquetes, cortes de calles, suspensión repentina de servicios. Nada cambia y lo que cambia es para peor. En esta oportunidad, después de tantas horas de espera, gente por todos lados, sentados donde podían, en el piso, sobre sus valijas, personas con sillas de ruedas, mamás con bebitos y niños pequeños, otros desesperados porque debían llegar a tiempo al lugar de destino, por diferentes razones, el clima reinante era de un malhumor en aumento, sobre todo cuando pedían información, explicaciones que nadie daba. Sumado a eso, las compañías no se hacían cargo de darles comida ni alojamiento y tampoco los traslados a los pasajeros afectados. La medida significó que JetSmart tuviera que cancelar 40 vuelos. Unos 7400 pasajeros no pudieron viajar y otros 3000 accedieron a reprogramar sus vuelos. En tanto, Flybondi debió suspender 14 servicios con destino a Mendoza, Córdoba, Posadas, Jujuy, Puerto Iguazú, Bariloche y Buenos Aires y otros ocho fueron desviados a Ezeiza, lo que terminó por afectar a unos 6900 pasajeros. En horas del mediodía, el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria entre las partes, y recién después de las 17, luego de que la medida fuera acatada por los empleados, un grupo de pasajeros de Flybondi recibió una comunicación de que su vuelo partiría, pero en lugar de salir desde Aeroparque lo haría desde Ezeiza. Así ocurrió por ejemplo con el servicio que iba a Bariloche. Los usuarios que estaban en el aeropuerto porteño subieron a un ómnibus de larga distancia con dirección a Ezeiza. Este procedimiento se aplicó con ocho vuelos en total. Pero los usuarios de JetSmart no tuvieron la misma suerte y a medida que las horas avanzaban, la situación se volvía desesperante. La posibilidad de desviar vuelos a Ezeiza era limitada. Si bien el problema tuvo su origen en Aeroparque, con el correr de las horas, el paro se extendió a Ezeiza, y afectó a las aerolíneas ITA y a Air Europa. Hubo enojos, llanto, desesperación por no poder llegar a tiempo, como ocurrió con una entrenadora de patín que debía llegar a Neuquén, donde la esperaban sus alumnas y los padres, para participar de una competencia y si ella no llegaba a tiempo, no les permitirían competir. Otras personas que estaban en Buenos Aires por vacaciones, también debían llegar a sus hogares para retomar sus obligaciones laborales y así, cada persona tenía sus razones para viajar y estar enojadas por verse impedidas de hacerlo. “Nos dicen que hay huelga de maleteros. ¿Qué tiene que ver, si estas empresas venden pasajes con equipaje solo de mano. Nosotros preguntamos, pero no están dejando viajar a nadie. Yo no llevo equipaje, no necesito maletero”, contó un hombre que necesitaba viajar a Tucumán. “No tiene que ver con si lleva o no lleva valija, señor. Este personal es quien coloca las escaleras para subir al avión y también hace los traslados hasta el avión”, le explicó una empleada de JetSmart. El panorama era complicado incluso para aquellos usuarios cuyos vuelos sí salían. Mientras que otras empresas seguían operando normalmente, los pasajeros de las aerolíneas low cost esperaban una solución acampando cómo podían. Entonces, las filas de los preembarques debían rodear o sortear a los usuarios varados. Era el caso de los de Aerolíneas Argentinas, la empresa de bandera no cuenta con personal de Intercargo, por lo tanto no tuvo problemas con los vuelos, porque tiene en su planta sus propios trabajadores de rampa. El conflicto que dio origen a la inesperada huelga fue por el despido de una empleada de Intercargo. “El conflicto tiene su origen en el incumplimiento por parte de la empresa de servicios de handling, de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, que ordenaba la reincorporación de una trabajadora”, informaron desde APA. Las fuentes indicaron que la cartera laboral “fiscalizó la situación y constató con inspectores la irregularidad de parte de la compañía”. Todo el caos por algo que debía solucionarse de otra manera. ¿Hasta cuándo van a permitirse estos atropellos y faltas de respeto al ciudadano? En el caso de Flybondi, la empresa emitió un comunicado en el que indicó: “Lamentamos las molestias ocasionadas a nuestros pasajeros por medidas de fuerza que fueron adoptadas de manera irracional y sin la más mínima consideración del impacto negativo que generan”. Sin embargo, las excusas y disculpas no alcanzan cuando tanta gente se ve perjudicada. Parece que lo barato salió demasiado caro. Estas líneas de low cost son muy buscadas para poder viajar a mejor precio, pero... ¿vale realmente la pena correr el riesgo? Susana Espósito - Publicada el Martes 24/10/23 - 5617 caracteres |