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Del granero del mundo a uno de los países más pobres del mundoEn los últimos años se generó una crisis económica que sumada a la inseguridad hizo que muchas personas decidieran abandonar a nuestra querida Argentina. Los que se quedaron, hacen malabares para llegar a fin de mes y es así que profesionales de distintas carreras hagan changas de taxistas, delivery u otras alternativas que les suman unos pesos a sus magros sueldos. Entre esos profesionales mal pagados que no llegan a cubrir sus necesidades básicas están los médicos y por eso, en lo que va de este año, son varios los que se fueron a buscar mejores oportunidades en otros países, donde seguramente serán mejor reconocidos y algunos otros, viajan los fines de semana a Chile, donde les pagan mil dólares la guardia. Hace poco más de un mes, médicas pediatras de un hospital de La Plata, declararon ante varios medios periodísticos que la Institución no da para más, se fueron varios médicos y no llegan a cubrir las demandas en la guardia. Lo mismo ha ocurrido con algunos otros hospitales en la ciudad de Buenos Aires e incluso hubo varias marchas que hicieron los profesionales de la salud, en reclamo de mejoras salariales. "Duele dejar el país que te formó, donde viven tu familia y tus amigos, pero acá somos respetados y podemos progresar", coinciden los médicos argentinos que decidieron ir a trabajar a Chile, donde luego de revalidar su título trabajan tanto en hospitales públicos como en clínicas privadas. Otros médicos, una vez que consiguieron empleo estable, decidieron instalarse en el país trasandino. No se trata de profesionales recién recibidos, la mayoría tiene más de 40 años, experiencia y deciden emigrar con parejas, hijos y comenzar una nueva vida. Una guardia médica de 24 horas se paga entre 800 y 1.000 dólares. Es la opción con la que comienza la mayoría de los que cruzan a trabajar a Chile. El vuelo demora 45 minutos, el viaje en auto alrededor de 7 horas, según el tiempo de espera en la Aduana. El médico que ejerce una especialidad como la pediatría cobra por mes entre 7 mil y 15 mil dólares, dependiendo de las horas que dedique a su trabajo. Diego Irigo, ex director del hospital Ramón Carrillo de Las Heras, dice que un ejemplo de su vida cotidiana le bastó para entender que tanto esfuerzo no alcanzaba. "Quería regalarle a mi hija una bicicleta y, cuando vi los precios, me di cuenta de que trabajaba todo el día pero mi salario no me alcanzaba para esos gastos". Irigo viajó a rendir el examen de revalidación y acreditar su especialidad como pediatra. Renunció en diciembre de 2020 a su cargo de director de hospital. Dice que eligió Chile porque no hay que soportar la cadena de las obras sociales que demoran hasta seis meses en pagar ni la inflación que liquida esa ganancia. "Lo que trabajo en un mes, lo cobro ese mes", afirma. En lo profesional, se fue dando todo bastante rápido: "Me integré a un servicio de urgencias y, en pocos meses, me nombraron coordinador. Soy jefe del servicio de urgencias de la región. Hago tareas asistenciales en consultas médicas”, detalla. Emigrar ha sido una decisión profesional y familiar. "Tengo una esposa increíblemente compañera que me permitió tomar esta decisión, porque no es fácil mudar a tu familia y alejar a tus hijas de su escuela, sus amigos, y el club". "En Chile un médico pediatra puede ganar entre 10 y 15 mil dólares mensuales. Pero la vida es mucho más cara: la salud, la educación, los alquileres (unos 650 dólares un tres ambientes). Pero los sueldos son mejores, incluso creo que mejor que en Europa y España. Uno regula la cantidad de su trabajo en base a sus necesidades, y puede ahorrar, irse de vacaciones, cambiar el auto... Lo que en Argentina ya era una cosa imposible". Y destaca: "En 12 años que llevaba trabajando de pediatra en Argentina, mi sueldo se había reducido a la mitad, siendo que en los últimos años había asumido como director de un hospital. Salvo la educación, el resto de los gastos de Chile son menores en base al salario que se percibe" y además destaca la posibilidad de crecer profesionalmente, ya que les ofrecen cursos y capacitaciones y tienen la libertad de planificar las horas de trabajo. "Es muy triste tener que irse. Amo a la Argentina, la medicina, pero uno busca el equilibrio entre lo físico, psíquico y lo afectivo. Nunca se ponderó a los médicos en la Argentina y perdemos la oportunidad de contener a los jóvenes". Es lamentable ver que tantos profesionales abandonan el país y quienes no tienen la posibilidad de hacerlo, ha invertido dinero y tiempo para tener una profesión y finalmente, deben terminar manejando un taxi o haciendo changas para llegar a fin de mes. Parece que lo que alguna vez dijo nuestro presidente, es real. Dijo que no tenía importancia el mérito y claramente se impuso ese pensamiento que además nos recuerda el tango Cambalache: "lo mismo un burro que un gran profesor" o "da lo mismo que sea cura, piquetero, subsidiado, caradura o gran ladrón". Susana Espósito - Publicada el Martes 22/08/23 - 4978 caracteres |