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    Obras de restauración y puesta
    en valor del Casal de Catalunya

    El Casal de Catalunya en Buenos Aires es un centro cultural de la comunidad catalana en Buenos Aires, Argentina. En él funcionan el restaurante del Casal y el Teatro Margarita Xirgu. Se encuentra en la calle Chacabuco 863, en el barrio de Montserrat y se están realizando obras de restauración y puesta en valor.

    Es el casal catalán más antiguo del mundo, fuera de Cataluña, que mantiene su nombre de origen y la continuidad jurídica e institucional. Surgió en 1940 a partir de la unificación de dos instituciones anteriores, el Casal Català de Buenos Aires y el Centre Català de Buenos Aires.

    casal_catalunyaEl edificio fue terminado en 1889 y se destaca por su estilo modernista que contrasta con las abundantes casas del más sobrio estilo italianizante de comienzos de siglo XX del barrio.

    Accediendo al edificio, están la sala de convenciones, el salón Gaudí destinado a exposiciones, el salón blanc (foyer de la sala teatral) y la sala del Teatro "Margarita Xirgu". A su lado funciona el restaurante del Casal con capacidad para 100 comensales. Desde allí parte la escalera a los pisos superiores. En el primer piso funcionan salas auditorio y de exposiciones. Cuenta además con una importante biblioteca, abierta a la comunidad.

    A fines de 1770 se terminaba el monopolio de la Corona de España con el puerto de Cádiz (los barcos que zarpaban de Cádiz navegaban hacia América y los que zarpaban de Barcelona, lo hacían por el Mediterráneo), y entonces da inicio la primera gran migración de catalanes. Muchas familias llegaban ya con recursos, porque en realidad venían hacia América para ampliar sus fortunas y Montserrat ha sido el barrio donde decidieron quedarse. Podría decirse que esas familias colocaron la piedra fundamental de lo que sería Nuestra Señora de Montserrat, patrona de los catalanes.

    Durante décadas, el Casal de Cataluña fue un refugio para los inmigrantes que llegaban al país desde esa región de España. Centro de reuniones, de actividades culturales, club social, biblioteca, embajada "sin papeles"; en definitiva, un ancla en la Ciudad para la colectividad. El sitio en donde el idioma catalán era norma y las tradiciones, un mensaje para pasar de generación en generación que se convirtió en una referencia porteña y ahora comenzó una restauración necesaria.

    El paso del tiempo hizo necesarias obras para devolverle su esplendor de otros tiempos y desde hace algo más de un mes se está trabajando en ello. Se estima que la duración total de la puesta en valor demandará seis meses.

    Desde sus inicios, el edificio se fue modificando y el estilo italianizante fue mutando hasta lograr reflejar un estilo que representara más a la región, por eo se adoptó el modernismo catalán, característico del arquitecto Antonio Gaudí.

    Ariel Vives Bloise, presidente de la institución, cuenta que la historia del edificio se remonta a 1886, cuando un matrimonio: Luis Castells y Elisa Uriburu, de una posición social y económica muy importante, compraron la parcela en donde se construyó el primer edificio, el más grande, que se inauguró en 1889. Elisa era hija de Francisco Uriburu, un político y hacendado que fundó un pueblo al que bautizó en honor a ella: lo que hoy es la localidad de Villa Elisa, en el partido de La Plata.

    Castells y Uriburu, además de comprar la parcela hicieron construir el edificio y lo donaron. Allí convivían cuatro instituciones: el Centre Catalá, la Embajada de España, la Cámara de Comercio Argentino Española y la Asociación Catalana de Socorros Mutuos Montepio. Recién en 1940 comenzó a funcionar como Casal de Catalunya, tal como se lo conoce en la actualidad.

    Los constructores eran inmigrantes italianos, que mayormente trabajaban en los palacios y residencias que se levantaban por aquellas épocas en Buenos Aires. Recién en 1910 se incorporó otra parcela, en la que hoy funciona la biblioteca Pompeu Fabra; bautizada así en honor a un ingeniero y lingüista reconocido por haber establecido la normativa moderna de la lengua catalana.

    Para 1926, ya con los terrenos unificados, el casal creció también hacia arriba y se decidió el cambio en la fachada. Para esto se contrató a un arquitecto nacido en el país, pero de madre y padre catalanes: Julián García Núñez, con muchísimas obras en la Ciudad.

    Junto a Eugeni Campllonch, diseñaron este frente que respeta el concepto del modernismo catalán, basado en la naturaleza y con elementos decorativos de una gran importancia plástica.

    Ahora, habrá que esperar los seis meses que demandará esta restauración para después buscar las bellas figuras que componen su fachada: sirenas, leones alados con cabeza de mujer, aves, dragones alados, plantas, flores, hojas, figuras humanas.

    También se destaca el hierro forjado de los balcones, profusamente ornamentado con motivos de la naturaleza y las clásicas cerámicas y el color celeste que representa a este estilo arquitectónico.

    Las obras en el casal acompañarán las que se llevan a cabo en el Casco Histórico, en donde la Ciudad repone el adoquinado y recupera otras fachadas históricas, como la del edificio Otto Wulff, entre otras intervenciones. Durante las noches el casal además será iluminado con nueva tecnología led.


    Susana Espósito - Publicada el Domingo 16 de abril - Fuente: Casal de Catalunya
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