Peregrinación para visitar la Virgen del Cerro y duras críticas a Livia Galliano
El sábado 10 de diciembre, en Salta, unas 15 mil personas se unieron en una procesión para visitar, pedir y agradecer a la Virgen del Cerro, que según dicen, es muy milagrosa, aunque la devoción de la "Virgen del Cerro" no es reconocida por la Iglesia.
Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, María Livia, quien hizo construir la ermita en el cerro, no se mostraba en el lugar, donde todos los años llegan los feligreses y habiendo transcurrido dos años, se volvió a hacer esta emotiva procesión, cargada de fe y esperanza que los fieles depositan en la virgencita del cerro.
Tal vez por desconocimiento o por la incredulidad que generan políticos u otros templos (por ejemplo brasileros) que se aprovechan de las desgracias de la gente para sacar partido, ocurre que muchos tildan a la señora María Livia, de mentir acerca de las apariciones y hacer un buen negocio de ello, pero no saben que es una mujer de buena situación económica, previa a la difusión de esta devoción y que debido a las apariciones de la virgen, consideró que debía hacerle una capilla y así lo hizo, eligiendo el cerro para que a los fieles les costara el pequeño sacrificio de ascender para ir al encuentro con la virgen. Allí no se cobra entrada, no se piden diezmos y todo es paz, recogimiento, fe, esperanza y manifestaciones de agradecimiento a la virgen o formular pedidos, fundamentalmente de salud, que según comentarios de varios fieles, se les concedió el milagro de la curación.
Quienes allí reciben a las personas son voluntarios que lo hacen amablemente, invitando a la oración y ofrecen estampas que las personas pueden retirar de unas cajas, sin tener que dejar nada a cambio. De hecho, hay carteles que indican que no deben pagar nada ni dar propinas a nadie.
Es una pena que la desconfianza en la que vivimos inmersos los argentinos, no nos permita ver la realidad y darnos cuenta que así como existe el mal, también existe el bien y no debemos agredir gratuitamente o sembrar dudas a quienes quieren creer en la buena fe de alguien.
Muchos desconocen la historia de esta fe en la virgen del cerro.
María Livia Galliano es una salteña nacida en Orán, tiene 73 años y desde hace más de 20 años se dedicó a recibir a miles de personas de distintos lugares del país y de países vecinos que acuden a ella por “una sanación”. Más de 600 testimonios dan crédito de sus “curaciones”, según contó María Livia en una conferencia que brindó hace algunos años, donde una multitud de peregrinos fue a escucharla y tratar de tocarla, con la esperanza de sanarse.
“Muchísimas personas se han curado, incluso de algunas enfermedades gravísimas incurables y hay muchísimos testimonios que ya están escritos y guardados en la curia”.
Todo comenzó cuando en 1990, María Livia Galliano dijo haber tenido apariciones de la virgen. Solo lo comentó a su confesor pero tiempo después, un grupo comenzó a reunirse todos los viernes a rezar el rosario. Ya en 1995, Livia les pidió a las monjas de clausura que fuesen transmisoras de los mensajes que la virgen le dejaba y las carmelitas adoptaron espiritualmente a María Livia.
En 1997, siendo arzobispo monseñor Moisés Blanchoud, se publicó un libro con los “mensajes” recibidos por Galliano. Por esa misma época, se creó una comisión en la Iglesia salteña –siguiendo los pasos previstos por el Vaticano para estos casos– para “acompañar y discernir” las revelaciones privadas que dice tener la mujer.
Según lo comentado por Galliano, en una aparición de la virgen, en el año 2000, le dijo: “Edificadme un santuario elevado para que se cumpla lo que te revelé”. Cumpliendo con el pedido, consiguió el lugar donde hoy se sitúa el santuario, que fue donado por los propietarios (familia Garat) y se construyó allí la ermita, gracias a “la voluntad” de algunos fieles.
En 2000 la situación se modificó. Cargnello asumió como arzobispo y su llegada coincidió con la expansión del fenómeno de los visitantes y con la entronización, el 8 de diciembre de 2001, de la imagen de la Virgen en la ermita, diseñada según la describió Galliano, tal como la vio en sus apariciones.
En 2003, la comisión le pidió a Galliano una serie de estudios psicológicos que se realizó, pero no entregó. Ahí se interrumpió el proceso de reconocimiento por parte de la Iglesia.
Hubo denuncias cruzadas entre las carmelitas del convento San Bernardo y el Arzobispado provincial, que rechaza que las monjas integren la fundación Obra Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús y Yo soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, que es la entidad que gestiona los temas vinculados a la devoción de la “Virgen del Cerro”, que la Iglesia no reconoce.
A partir de un acuerdo impulsado por el Vaticano, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, envió a la procesión a Javier, un teatino párroco de la Capilla de la Medalla Milagrosa en el barrio Los Tres Cerritos, cercano a esa zona, a dar la misa. Otros veinte sacerdotes también estuvieron allí.
En abril pasado, las monjas denunciaron a Cargnello y a otros tres sacerdotes por supuesta violencia de género y económica y de esa causa se desprendió otra investigación por los manejos económicos del monasterio y su vínculo con la fundación.
Durante toda la mañana, en la puerta del convento San Bernardo, hubo una larga fila para comprar las imágenes de la virgen, rosarios y llaveros que confeccionan las carmelitas. Las religiosas atienden a los feligreses a través de una celosía. “Lo bueno es que las hacen ellas y rezan mientras las producen”, comentó alguien que fue a comprar la imagen.
Este sábado, durante la espera para ascender al cerro, los peregrinos intercambiaban sus experiencias. Así, una mujer de Venado Tuerto, en Santa Fe, contó que se recuperó de un cáncer y otra, de Buenos Aires, le decía que su marido había sido curado de una “enfermedad grave”.
Mientras, la guía de una excursión comentaba: “María Livia anunció que se construirá un convento arriba [del cerro]; va a ser como en Medjugorje (N. de la R.: localidad en Bosnia, en la que supuestamente aparece la virgen, aunque el Vaticano no la reconoce)”.
En la misa –una buena parte realizada bajo una llovizna persistente– hubo unas 15.000 personas. En tanto, unos 2000 voluntarios, que estaban identificados con un pañuelo celeste, trabajaron intensamente en la organización. Los líderes llevaban handies y en cada punto del playón acomodaban a los peregrinos, entregaban rosarios y estampitas, recolectaban las “intenciones” de los devotos y limpiaban los baños químicos.
La Iglesia, aunque no reconoce a la “Virgen del Cerro”, no opina sobre quienes la veneran movidos por la fe. De la fundación, señala que es una “iniciativa particular en el marco de una organización civil, sin reconocimiento ni inserción en la actividad orgánica y oficial de la iglesia católica de Salta”. La clave del conflicto es que las carmelitas sean parte.
Hace unos años en una entrevista el Papa cuestionó el protagonismo de la “vidente”, como la denomina el Vaticano en sus documentos. En 2006, cuando era cardenal, Jorge Bergoglio, recomendó a los sacerdotes porteños “no celebrar la Eucaristía” en la ermita del cerro. Raro ¿no?, ¿No dicen los sacerdotes que Dios está en todas partes y por qué entonces no llevar su palabra a un santuario? No es una secta, es un lugar donde se ora a la virgen.
En la celebración del sábado se reservó un momento para los enfermos que no pudieron acompañar la imagen en la procesión. Así que se les acercó la Virgen. Antes de iniciar el ascenso hubo una suelta de globos en forma de rosario. Después, con la imagen en andas, comenzó la caminata acompañada de feligreses que llevaban velas encendidas. La ceremonia terminó cuando se entronizó la Virgen en su capilla.
Fue la última ceremonia colectiva del año. Las actividades se reiniciarán en marzo próximo, aunque el santuario permanecerá abierto para quienes deseen visitarlo.
Susana Espósito - Publicada el Lunes 12/12/22 - 7954 caracteres
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