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    Restauraron el reloj de la Torre Monumental

    El reloj de la Torre Monumental está situado en la Plazoleta Fuerza Aérea Argentina, en el barrio de Retiro. La torre fue un regalo de la comunidad británica residente en Argentina, para el centenario de la Revolución de Mayo, aunque fue inaugurada el 24 de mayo de 1816 y su reloj, fue recientemente restaurado, por primera vez.

    Torre MonumentalUn equipo de tres expertos en relojería fue el encargado de desarmar el reloj para realizar su puesta en valor y mantenimiento. El grupo está integrado por Javier Terenti, Omar Galoppo y Gonzalo Quiroga y también se ocupa, una vez a la semana, de mantener los relojes mecánicos y a cuerda, como el de la Casa de la Cultura, el Ministerio de Salud, el Palacio Lezama, la Usina del Arte, la Iglesia del Pilar, el Cementerio de Recoleta y los artefactos solares Seiko que funcionan en distintos puntos de la vía pública.

    La torre de estilo renacentista, fue proyectada por el ingeniero Ambrose Poynter y construida con materiales traídos de Inglaterra. Alcanza una altura de 60 metros, posee un campanario con cinco campanas y un reloj cuyo diámetro es de 4.40 metros. La cúpula está revestida con láminas de cobre y coronada por una veleta. La torre cuenta con un mirador que se puede acceder por escaleras o un moderno ascensor.

    En la entrada principal se encuentra una placa de mármol con la leyenda: Los residentes británicos al Gran Pueblo Argentino Salud, 25 de Mayo de 1910. En las otras caras de la fachada se pueden observar diferentes relieves con emblemas del Imperio Británico: La flor del Cardo; La rosa de la Casa Tudor; El dragón rojo de Gales y el Trébol de Irlanda. Para finalizar se destacan los escudos de Argentina y del Reino Unido.

    El reloj es una réplica del Big Ben de Londres y ambos fueron realizados por la empresa Gillett & Johnston. El reloj suena cada 15 minutos.

    Terenti explica que siempre fue restaurado por etapas pero esta es la primera vez que la máquina del reloj fue completamente desarmada y agregó: “Como no existían las piezas, los bujes fueron confeccionados en nuestros talleres, en tornos y fresadoras para copiar las que ya estaban desgastadas por los años. El desgaste produjo que se endureciera el mecanismo, por lo que tuvimos que desarmar por completo y hacer una limpieza manual de cada pieza”. “Cuando reparamos los engranajes y los bujes, se rearmó la maquinaria y se puso a punto el reloj pieza por pieza, lo cual incluyó lubricación, ajuste de cuadrantes y otras labores”, agregó el relojero.

    El reloj se encuentra en el séptimo piso de la torre. Sus caras, o cuadrantes, miden 4,40 metros de diámetro y la maquinaria se compone de varias secciones de funcionamiento mecánico. La parte del reloj está provista de un péndulo de cuatro metros, pesas, rueda de escape y engranajes, y funciona a través de un sistema denominado satélite que da movimiento a las agujas, que miden más de dos metros de largo. El mecanismo pone a andar los cuatro cuadrantes con la fuerza necesaria para que no deje de funcionar cuando hay tormentas o fuertes vientos.

    El engranaje del reloj da cuerpo, además, a un sistema de campanas conocido como carrillón, con martillos y palancas que anuncian la hora cada 15 minutos con el sonar de cuatro campanadas (cada campana pesa unas tres toneladas). Así se informa cada cuarto de hora, con la clásica Melodía de Westminster. El entorno de la plaza y de la estación Retiro resuenan, además, cada 60 minutos mediante un mecanismo específico con toque de hora de campana, que multiplica por doce los sonidos al mediodía y medianoche.

    “Estos mecanismos dependen de un tambor a cuerda que posee unas pesas de 150 kilos, que puede activarse manualmente con una palanca especial. La estructura fue modificada para que se cargue automáticamente mediante un dispositivo con motores que cargan la cuerda y que luego se desconectan y permiten que el reloj quede funcionando mecánicamente sin electricidad, solo guiado por el movimiento del péndulo”, señala Terenti.

    “Son relojes monumentales mecánicos de torre y algunos poseen sistemas electromecánicos –apunta Terenti–. Les damos cuerda y nos encargamos de tareas como la lubricación o calibración. Son relojes que poseen piezas únicas y, para repararlos en casos de desgaste o rotura de alguna pieza, se hacen copias de las mismas en nuestros talleres, donde trabajan torneros, herreros y carpinteros”.

    Como perlita podemos decir que Marcelo T de Alvear fue uno entre muchos de los que sincronizaban la hora de sus relojes, de acuerdo a la que marcaba el reloj de la Torre Monumental.


    Susana Espósito - Publicada el Lunes 07/11/22 - 4566 caracteres