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    ¿Por qué la iglesia pierde fieles?

    ¿Por qué la Iglesia pierde cada vez más fieles? Probablemente porque hay que predicar con el ejemplo, no siempre lo hacen y pierden credibilidad, entonces ¿Con qué autoridad moral pueden juzgar las actitudes de los feligreses?

    iglesia vaciaMucho se habla de lo que siempre ocultó la Iglesia, desde sacerdotes que rompen su voto de castidad y asisten a fiestas privadas, en las que hay sexo, tanto con mujeres como con hombres e incluso los muestran algunas series, entre ellas Suburra; juzgan y condenan el aborto, pero en algunos conventos se han encontrado restos que indicarían abortos hechos a monjas y eso siempre se supo pero se ocultó.

    Muchos reflexionan y se preguntan, en los tiempos que corren ¿por qué quienes tienen vocación religiosa no pueden compatibilizarla teniendo la posibilidad de formar una pareja y servir a Dios pero también formar una familia?

    Dios es amor, nos da la libertad de elegir y qué mayor acto de amor que el de servirle y además conformar una familia o simplemente tener una pareja.

    Pero eso no es lo peor que ocurre en la Iglesia, lo peor es el tema de abusos sexuales que ocurren en ese ámbito. Vale recordar el caso del padre Grassi, el más mediático, entre otros tantos casos y la mayoría en colegios religiosos. Hace pocos días salió a la luz la denuncia de dos muchachos que pasaron por las aulas del Colegio del Salvador y denunciaron abusos de un sacerdote y profesor, cuando cursaban la primaria. Lo terrible es que el Colegio lo sabía y lo ocultó, es más, se quitó el problema de encima, trasladando al abusador a otra Institución en Mendoza, donde no informó las razones del traslado y con el inminente peligro de que se repitieran allí también los abusos.

    Ahora también surgieron otros casos en Salta. En marzo pasado, la Justicia condenó a cuatro años y medio de prisión efectiva al exobispo de Orán, Gustavo Zanchetta, por abuso sexual continuado agravado contra dos ex seminaristas y hace un año, el sacerdote Agustín Rosa Torino, recibió una pena de 12 años de cárcel por abuso sexual gravemente ultrajante agravado contra dos víctimas y abuso sexual simple contra una más. El último año fue muy complicado para la Iglesia salteña. La conmocionaron, además de la denuncia contra Cargnello y otros tres sacerdotes, dos condenas a religiosos.

    Vivimos tiempos en los que las luchas por la diversidad de género, la inclusión social y los derechos humanos son temas recurrentes que están permanentemente en la agenda de los gobiernos de turno, pero están tan ocupados en eso que no tienen en cuenta que los derechos humanos, además de tenerlos en cuenta para los "30 mil desaparecidos" de la última dictadura militar y las personas con una elección sexual diferente y las luchas por algunos corruptos que son defendidos porque los consideran presos políticos, también merecen ser tratados los de los niños abusados, los niños con hambre, la vejez digna, los muertos en los atentados de la Embajada de Israel y la AMIA (aún sin haber logrado justicia), la muerte del fiscal Nisman y tantos otros que para el gobierno parecen no tener la misma importancia.

    A todo eso, debemos sumar el enojo de muchos argentinos con el Papa Francisco, quien le soltó la mano a nuestro país, habiendo dicho hace pocos días que "nadie se salva solo, que debemos tomarnos todos de la mano" (Haz lo que digo y no lo que hago). Asimismo, dijo abiertamente que no volverá más a la Argentina y tristemente hemos visto que recibe con una sonrisa a funcionarios de este gobierno que están hundiendo al país, pero él, con su actitud parece avalar la miseria, el hambre, la desigualdad en nuestra Argentina que también es su país. Basta con ver sus abrazos con Grabois, que incita a tomar tierras ajenas y a un derramamiento de sangre en las calles si el presidente no responde a sus reclamos.

    También en el mundo fueron mal vistas y criticadas las desafortunadas declaraciones de Francisco, defensor del régimen Cubano y dijeron que un líder religioso mundial que debería preocuparse por los derechos humanos y ser solidario con las víctimas de la opresión hizo todo lo contrario.

    Volviendo puntualmente a la crisis de la Iglesia Católica, deberían replantearse por qué pierden tantos fieles y a las misas asiste cada vez menos gente. Si Dios es amor, por qué nos machacan desde niños que no hagamos esto o aquello porque Dios nos va a castigar. ¿Dios castiga? Qué debería hacer entonces con quienes dicen que han ofrendado su vida a él y luego rompen sus votos con acciones inmorales y delictivas.

    ¿Con qué derecho esos curas se sientan en un confesionario e indagan sobre la vida del feligrés para luego juzgarlo y darle penitencia "en nombre de Dios"?

    ¿Por qué una persona divorciada no puede comulgar y las parejas igualitarias sí pueden hacerlo? ¿Por qué entonces una prostituta o un tratante de blancas, o un traficante pueden comulgar o quienes participaron de la dictadura militar tan criticada y se veía a los dictadores sentaditos en la Catedral y luego comulgando? ¿Ser divorciado es peor que los citados ejemplos? ¿No se dan cuenta que todo eso atrasa y perjudica a quienes menos lo merecen?

    Basta con asistir a los templos que practican otras religiones para comparar y darnos cuenta que la celebración de las misas son un verdadero festejo, un encuentro con Dios, al que alaban y le cantan, porque Dios (con el nombre que cada uno le dé) es amor, los recibe en su casa, los cobija y les da contención y esperanza, eso que estamos perdiendo porque cuando los católicos vamos a misa nos llenan de culpa. Solo alcanza si analizamos la oración de Yo confieso:

    Yo confieso ante Dios todopoderoso
    y ante vosotros, hermanos,
    que he pecado mucho,
    de pensamiento, palabra, obra y omisión.

    Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa.

    Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
    a los ángeles, a los santos
    y a vosotros, hermanos,
    que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

    ¿Esos hermanos a los que ruega, no son como nosotros? ¿No pecan como nosotros?
    ¿Pecamos con el pensamiento? ¿A quién perjudica nuestro pensamiento?
    ¿Todo es culpa? ¿Todo es temor a Dios? ¿Es así? ¿Debe ser así?

    Parece que lo último que falta es que incorporen en la oración que hay que tener temor a Dios y también un poquito a Cristina, como ella misma dijo e increíblemente sin ser el mejor ejemplo para nadie, porque sus acciones indican que (según la mirada de la Iglesia) es una gran pecadora.


    Susana Espósito - Publicada el Martes 26/07/22 - 6410 caracteres