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    Día del Bandoneón

    El 11 de julio, en Argentina se conmemora el Día del Bandoneón. Esta fecha fue elegida por ser el día del nacimiento de quien se considera el "Bandoneón Mayor de Buenos Aires", el maestro Aníbal Troilo "Pichuco".

    En el año 2000, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la ley 366 que estableció el 13 de abril como el “Día del Bandoneón”. Cinco años más tarde, se sancionó la ley nacional 26035 que declaró el 11 de julio el “Día Nacional del Bandoneón”.

    Los orígenes del bandoneón se remontan a la Alemania del siglo XIX, cuando apenas era un órgano de iglesia portátil. Se trata de una evolución del acordeón (acordion, en alemán). Surgió de la necesidad de contar con un instrumento que se pudiera sacar a la calle en las procesiones para ejecutar música sacra. Se le suele atribuir su autoría al luthier Heinrich Band.

    Otra versión afirma que Cyrill Demian, inventor armenio, fabricante de órganos y pianos, patentó el bandoneón el 6 de mayo de 1829 en Viena. Por último, se atribuye su invención a Carl Friedrich (o Herman) “Uhlig”, quien lo presentó en 1830 en la Feria de Liepzig modificando la concertina inglesa de cajas hexagonales.

    Los primeros bandoneones que arribaron a Argentina, llegaron provenientes de Alemania. Como es de público conocimiento, a fines del siglo XIX el tango era alegre, en él se lucían los músicos que tocaban la flauta y el violín, más tarde aparecería el bandoneón, que le dio el carácter sentimental y nostalgioso.

    Monumento al TangoEn Puerto Madero, se encuentra el Monumento al tango, que es precisamente un Bandoneón, situado en Azucena Villaflor y Calabria e inaugurado el 22 de noviembre de 2007, precisamente el Día de la Música.

    La escultura es una creación de Estela Trebino y de su hijo Alejandro Coria, siendo este el primer monumento de la Ciudad hecho en familia.

    Estela Trebino ha comentado que "había que sintetizar en una figura la poesía, la música y la memoria del tango, y para mí el bandoneón es el instrumento más representativo". Trebino aplicó desde la ciudad de Balcarce, donde vivía y quedó preseleccionada por el jurado entre más de 80 obras. Fueron los mismos porteños en una votación los que seleccionaron a El Virulazo como la figura final que creían más representativa.

    A la hora de pensar en el diseño, Estela recurrió a su hijo Alejandro, ingeniero, para asegurarse de tener un material resistente y que la figura pudiera mantenerse sola. "Quería un material firme para que resista al río pero que a la vez me permita generar un movimiento que recuerde la danza del tango", explica Trebino. Junto a Alejandro, tardaron cuatro años en finalizar la pieza.

    El monumento lleva el nombre Virulazo, un bailarín de tango que se movía al compás de nuestra música ciudadana y el bandoneón, pero al igual que la escultura que lleva su nombre, no era ligero: llegó a pesar 126 kilos. Sin embargo, sus movimientos impresionaron a Claudio Segovia, uno de los creadores del espectáculo Tango Argentino, quien al verlo bailar no pudo entender como semejante hombre parecía flotar. "Eran como Brutus y Olivia", describió alguna vez Juan Carlos Copes, otro eximio bailarían de tango.


    Susana Espósito - Publicada el Jueves 07/07/22 - 3142 caracteres