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De Clementina a SerafinEl miércoles 4 de agosto, la Universidad de Córdoba estrenó la supercomputadora más potente del país, cuyo nombre es "Serafin". Alcanza 156 billones de operaciones por segundo; equivalente a 300 PCs de escritorio interconectadas entre sí. En el país solo hay una máquina más potente, pero no está disponible para la comunidad científica general. Es la que utiliza el Servicio Meteorológico Nacional para hacer simulaciones hora a hora sobre el pronóstico climático. La puesta en marcha de "Serafin" es de gran importancia por su potencial para la ciencia y para el desarrollo de medicamentos contra el Covid-19. La inauguración de la supercomputadora marcará un hito para el sistema universitario argentino. Asimismo, se utilizará para proyectos de una variedad enorme de disciplinas: astronomía, química, biotecnología, ciencias sociales, estadística, física, ingeniería, entre otras. “Serafín” le debe su nombre al personaje de Inodoro Pereyra. Era un sobrino vegetariano que aparecía eventualmente en la historieta. Uno de los diálogos entre ambos muy gracioso: - ¡Mire esta vaca, Serafín! Musa inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne, su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos! (ésta reflexión, por supuesto, debido al vegetarianismo de Serafín. Los otros clusters que dispone la UNC en su Centro de Cómputo de Alto Desempeño (CCAD) también habían sido bautizados inspirados en la historieta de Roberto Fontanarrosa: se llaman Mendieta, Mulatona y Eulogia. Pero ninguno tan potente como Serafín que alcanza una performance de 156 teraflops pico. Es importante destacar que en los tiempos que corren es imprescindible contar con supercomputadoras para poder hacer ciencia, en la mayoría de los campos. Representan una herramienta fundamental, ya sea para el hallazgo de fármacos contra el Covid como para desarrollar baterías de litio, catalizadores, entre otras tantas funciones. Oscar Reula, director del Centro de Cómputo de Alto Desempeño de la Universidad de Córdoba manifestó que esta computadora será puesta en forma gratuita al servicio del mundo científico y empresario y esperan una alta demanda. La universidad gastó 371 mil dólares en la máquina, que consolida una inversión de casi 2 millones de dólares desde que se fundó el centro de cómputo. Asimismo, agregó: “Si bien Serafín representa un gran avance, en realidad Argentina nunca tuvo una supercomputadora real. Si se lo compara con el top 500 de máquinas del mundo, esto es chico. Necesitamos invertir 10 veces más para entrar en ese ranking. Argentina es el único país del G20 que nunca ingresó”, planteó el especialista. En el caso puntual de Serafín será un puente hacia el desarrollo de un abanico amplísimo de disciplinas. Su consumo de energía máximo puede llegar a 30 kilowatts. Está compuesto por 15 chasis que albergan 60 nodos de cómputo dual y en total dispone de 3.840 núcleos de procesador. Su composición le permite hacer una simulación tridimensional grande, que ocupa un caudal enorme de memoria. Permite la transferencia de un nodo a otro a una velocidad que hasta entonces el país no había alcanzado. Serafín tiene potencial vinculado a la física de los materiales, a la astronomía y las ingenierías. Por ejemplo, permite el desarrollo de nanotecnología para energías alternativas, modelar el fuselaje de un avión, estudios sobre la corona solar, sobre las ondas gravitacionales, el desarrollo de biosensores y sistemas antimicrobianos para tratar enfermedades infecciosas. La máquina también se podrá utilizar para las ciencias sociales, para disciplinas muy en boga en la actualidad como el big data o el aprendizaje automático. Del mismo modo, se aplicará para economía y finanzas, para la construcción y estimación de indicadores de desempeño. Como perlita podemos recordar a "Clementina", que fue la primera computadora, de origen británico, para fines científicos, traída a la Argentina y puesta en funciones el 24 de noviembre de 1960, en el Instituto de Cálculo (hoy Departamento de Computación) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. El nombre de Clementina surgió de una canción popular estadounidense Oh My Darling, Clementine que venía entre los programas de muestra provistos por la Compañía Ferranti, que fue quien fabricó la primera computadora comercial del mundo, la Mark I. Clementina funcionó entre los años 1961 y 1971, cuando se la desmanteló por obsoleta y después de un largo camino, ahora entra en funciones Serafin, creada en Córdoba, por un grupo interdisciplinario que es orgullo para los argentinos. Susana Espósito - Publicada el Jueves 05/08/21 - 4711 caracteres |