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    Recordando a Benito Quinquela Martín

    El jueves 28 de enero se cumplen 44 años del fallecimiento de Benito Quinquela Martín, el querido y recordado pintor del barrio de La Boca.

    Quinquela MartinHabía nacido el 1° de marzo de 1890 en Buenos Aires y fue abandonado por su madre en la Casa Cuna, donde pasó sus primeros seis años de vida hasta que fue adoptado por un matrimonio humilde. Sus padres adoptivos eran Manuel Chinchella y Justina Molina, dueños de una carbonería en la calle Irala al 1500, donde Benito, luego de abandonar sus estudios primarios, comenzó a trabajar para ayudarlos, cuando tenía 14 años.

    Por la noche concurría a una modesta academia de dibujo del barrio. Sus primeros dibujos fueron realizados con trocitos de carbón. Con gran sacrificio, sus padres le pagaron las clases en la escuela de dibujo, donde tomó cursos de pintura y comenzó a hacer retratos para la gente del barrio hasta decidir dedicarse a pintar temas portuarios.

    Su primera obra fue un retrato de un señor en un café, lo pintó y lo cambió por un café con medialunas.

    Para realizar sus pinturas, no utilizaba pinceles, utilizaba una especie de cuchara a manera de espátula, que cargaba con grandes cantidades de óleo. Su temática siempre fue el puerto.

    También pintó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.

    Cuando comenzó a ganar dinero, compró para sus padres una casa en la calle Magallanes 885/89. También en la calle Magallanes 1140, entre Hernandarias e Irala, frente a la Plaza Matheu, se encuentra la casa en que vivió desde 1932, y falleció el músico y compositor Juan de Dios Filiberto (1885-1964).

    El presidente Alvear le dio la oportunidad de exponer en el Jockey Club y le abrió las puertas de Europa, donde en cierta oportunidad, Mussolini quiso comprarle un cuadro y Quinquela rompió el cheque en blanco con el que pretendió pagarle. No quería vender sus pinturas.

    Donó al municipio su casa y terrenos linderos, donde hoy funciona el museo que lleva su nombre, una escuela primaria y el Teatro de la Ribera.

    Allí se construyó la escuela para 1.000 niños, un lactario inaugurado el 4 de octubre de 1947, donde las amas de leche dieron alimento a los niños abandonados o pobres, una escuela de artes gráficas para que se especializaran los niños del barrio y un instituto odontológico modelo, que él no tuvo, por lo que siempre padeció una dentadura muy mala y también un jardín de infantes. Todo lo que recibió lo dio, porque sin duda el ser feliz es dar sin esperar recibir, según decía el pintor.

    Quinquela murió en el 28 de Enero de 1977 y él mismo había pintado su féretro con motivos de barquitos, pintados de colores verdes, naranjas y celestes porque él decía que si había vivido entre colores también quería morir con ellos. El cajón estuvo 18 años listo, en la cochería de Federico Cichero.


    Susana Espósito - Publicada el Miércoles 27/01/21 - 2958 caracteres