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Cuando los únicos muertos que importan son los "30 mil" de la última dictadura
El domingo 17 de octubre se celebró el Día de la Lealtad Peronista en Plaza de Mayo y un grupo de militantes atacó con ferocidad el memorial de las víctimas del coronavirus, que había sido armado en la Marcha de las Piedras, al pie del monumento a Manuel Belgrano. Un acto de profanación y vandalismo inaceptable y repudiable.
Inmediatamente comenzó a circular en las redes sociales el momento en que un hombre y una mujer caminaban sobre las piedras con los nombres de las víctimas del coronavirus y arrancaron las fotos de los fallecidos que habían sido colocadas allí por los familiares.
Nadie detuvo a los vándalos e incluso, muchos arengaron a que continuaran y aplaudieron. Así quedó registrado en videos que rápidamente se viralizaron y causaron la indignación de quienes perdieron a seres queridos y de quienes los acompañamos en el dolor.
¿Qué pasa con el oficialismo y sus militantes, tanto duele la derrota que intentan con estos actos tapar el sol con la mano, ocultar lo que todos sabemos, los casi 116 mil muertos por covid, que nos recuerdan el vacunatorio VIP que se robó las vacunas destinadas a muchos de los que murieron por no tenerlas y la ineficiencia en el manejo de la pandemia, los negociados con la compra de vacunas y la ineptitud de un Ministro de Salud al que le quedaba grande el cargo y después de ser desplazado del mismo, a pesar de las restricciones, se fue de vacaciones a Madrid?
¿Por qué perduran los pañuelos blancos de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, alrededor de la Pirámide y quieren eliminar este memorial? ¿Quién nos explica por qué se sigue hablando del dudoso número de 30 mil desaparecidos en la última dictadura militar (ya pasaron 45 años) y nos quieren hacer olvidar de los casi 116 muertos por Covid, que parecen no tener los mismos "derechos humanos" con los que se llenan la boca.
Hubo un repudio general de políticos y legisladores como por ejemplo, Gerardo Milman, candidato a diputados de Juntos por el Cambio, que dijo: "El Último Gobierno Kirchnerista hacía rato que le había perdido el respeto a los vivos, hoy lo hizo con nuestros muertos".
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta escribió: "Lo que pasó hoy en Plaza de Mayo indigna y angustia. Mi solidaridad con los familiares que, con mucho amor y mucha tristeza, habían homenajeado a sus seres queridos. Esto traspasó todos los límites. El respeto tiene que ser la base de toda sociedad", escribió Larreta.
"No hay palabras para lo que vimos hoy en Plaza de Mayo. Hay límites que no se pueden cruzar, y faltarles el respeto a las personas fallecidas y a sus familiares es uno. Hoy pisotearon su memoria, su dolor y su angustia. Estas cosas no pueden pasar más. BASTA", escribió en el mismo tono la candidata María Eugenia Vidal.
El oficialismo, silencio absoluto. En la noche de este domingo, el ministro de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro condenó el ataque, pero cuestionó el tono de las críticas opositoras. ¿Estará pensando que también de esto la culpa la tiene Macri?, como suelen decir los funcionarios oficialistas, cada vez que pueden y culpando de todos los males al ex presidente.
El viernes 15 de octubre, fue el Día Mundial del lavado de manos, pero parece que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, se confundió y se lavó las manos el domingo, diciendo sobre este aberrante hecho que había que investigar. ¿Que será lo que hay que investigar, cuando las imágenes hablan más que mil palabras? Está a la vista lo que hicieron y quienes fueron.
Triste coincidencia de este agravio a los muertos por Covid, que se produjo al pie del Monumento a Belgrano, quien también sufrió la profanación de sus dientes, cuando se exhumaron sus restos para colocarlos en el mausoleo, emplazado en el atrio de la Basílica Nuestra Señora del Rosario y Convento de Santo Domingo. Aquel acto detestable fue protagonizado por los ministros del Interior, Joaquín V. González y el Ministro de Guerra, Pablo Ricchieri. Esta vez, los protagonistas fueron militantes Peronistas, que suelen dar la nota, como aquel triste episodio de la quema de un ataúd, en 1983, perpetrada por el sindicalista Herminio Iglesias, en contra del Partido Radical. Ese accionar tuvo un alto precio y se vio reflejado en las urnas, con el triunfo de Raúl Alfonsin, del Partido Radical, que fue elegido Presidente de la Nación.
¿Ocurrirá lo mismo en esta oportunidad?
Susana Espósito - Publicada el Lunes 18/10/21 - 4451 caracteres
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