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Muestra de arte en Retiro organizada por OSDEOrganizada por la Fundación OSDE, en el barrio de Retiro, se exhiben obras que recrean la temática de las consecuencias de la pandemia: la crisis económica, la desocupación y la angustia vivida en casi un año transcurrido desde que comenzó esta situación que aún nos afecta y nos preocupa. La exhibición genera una pregunta: ¿cuántas veces nos quedamos afuera?, explica la curadora, Micaela Bianco. Durante casi un año vimos el mundo semiencerrados, desde el interior de nuestras casas, a través de las ventanas, desde los balcones, asomados a las puertas. Ahora, el Espacio de Arte Fundación OSDE pone en juego una idea que tiene que ver con eso. Las ventanas vuelven a ser un límite pero, en este caso, hay que mirar "desde afuera". A través del cristal. Paisaje, la exposición que acaba de inaugurar en su sede de Retiro, muy cerca de la 9 de Julio, se observa en la vereda, sin entrar, con los vidrios de su fachada como intermediarios. Betina Carbonari, la coordinadora de Arte de la Fundación, explica que “al ser una empresa de salud, se decidió no abrir las puertas, pero sí mantener y renovar la forma de comunicarse con la gente”. El inusual requisito se terminó convirtiendo en su concepto central: el "desde afuera". Así como otros artistas han explorado el arte desde el encierro, las curadoras de la fundación trabajaron en hacer una selección y una puesta museográfica que invitara al espectador a asomarse por la enorme vidriera semicircular en el encuentro de las calles Arroyo y Esmeralda. Esta idea no solo se materializa en cómo acceden los espectadores a las 9 piezas elegidas entre las 200 que conforman el acervo de Fundación OSDE, sino que también fue el criterio reinante en su selección. No se trata de obras creadas durante la pandemia. La mayoría fueron adquiridas a partir de los premios de artes visuales que la fundación organizaba entre 2004 y 2006, años de crisis económica. Aun así, su temporalidad tiene un porqué. La curadora Micaela Bianco encuentra abundantes puntos en común entre el post-2001 y el 2020. Con la llegada del Covid, la calle atravesó una enorme resignificación; esa mirada de desde la ventana o el balcón, es el paisaje urbano de nuestro día a día, es nuestro punto de acceso al mundo. Podemos citar "Sombra de un Cerrito", una de las obras, realizada por Adriana Bustos, que es la protagonista de la exhibición, ubicada junto al texto curatorial: A simple vista, esta imagen nos hace dudar: ¿es pintura o fotografía? Vemos pinceladas densas, un paisaje casi impresionista sobre el cual se destaca la figura de un caballo hiperrealista. Finalmente, nos enteramos que se trata de una foto. Efectivamente, el cuadro se llama Sombra en un Cerrito porque "Sombra" es el nombre del caballo y "Cerrito" es el nombre del pintor cordobés autor de la pintura del fondo, que Bustos reprodujo en un telón para usar de fondo en su retrato. La serie en la que se enmarca este cuadro fue ideada por la artista oriunda de Bahía Blanca a partir de la crisis de 2001, en la que fotografió de este modo a caballos de cartoneros. “Es, por un lado, un homenaje a la historia del arte; por otra parte, es un paisaje, que habla de la desocupación, de la inseguridad, de este 2001 que dejó sin trabajo a un montón de gente. El caballo, el emblema del campo argentino, representa el exilio; fue sacado de su campo y descontextualizado”, reflexiona Bianco. "Recolectores de papa", del platense Nicolás Martella; "Paso", de Fabián Giménez y "Pasajes 06", de Elisa Strada son algunas de las obras que forman parte de esta muestra. Junto a la entrada, ploteado en el vidrio del edificio, hay un código QR, a través del cual, en sus teléfonos, los visitantes pueden acceder al catálogo de la muestra. También se aprovecharon los vidrios para plotear aquella información que habitualmente vemos en pequeñas tarjetas al lado de cada obra dentro de un museo o una galería: artista, año, técnica. En este caso, si bien el arte está dentro del edificio, la información está adelante, ubicada de tal forma que es fácil asociarla a la pieza a la que refiere. Así, la propuesta se articula en varios planos, generando profundidades y cercanías. Esta nueva y original manera de relacionarse con el arte propone que frente a los vidrios, depende de dónde estemos parados, de la luz del sol, de la hora del día, empiezan a aparecer personas dentro de la sala: son nuestros propios reflejos, que nos miran, fantasmagóricos. Si el sol pega en un mal ángulo, nos impiden ver bien la obra que tenemos frente a nosotros, lo que nos obliga a pegar la cara contra el cristal -casi como si quisiéramos atravesarlo-, cubrir nuestra frente con las manos, como una visera improvisada, para espantar los fantasmas y ver aquellos paisajes con claridad. Espacio de Arte Fundación OSDE, Arroyo y Esmeralda, Retiro. Sigue hasta el 20 de marzo. Se puede ver de lunes a domingos, entre las 8 y las 21. Susana Espósito - Publicada el Jueves 28/01/21 - 4934 caracteres - Fuente: Fundación OSDE |