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Se cumplen 118 años de la inauguración
de la Fuente de las Nereidas

El 21 de mayo de 1903 fue inaugurada La Fuente de las Nereidas, obra de la escultora Lola Mora, en las actuales Alem y Perón. Este viernes se cumplen 118 años.

La magnífica fuente, probablemente la más hermosa en nuestro país, iba a ser situada en la Plaza de Mayo, pero ante las críticas de una parte pacata de la sociedad porteña, que no veía con buenos ojos que se emplazara un grupo escultórico con desnudos, frente a la Catedral, se decidió cambiar su lugar de emplazamiento y se ubicó en el Paseo de Julio.

Luego de 15 años, decidieron trasladarla a la Costanera sur, donde se encuentra desde entonces, siendo una lástima que no podamos disfrutarla en un espacio de la ciudad de mayor lucimiento.

Las fantásticas obras de la escultora tucumana han sido muy elogiadas aunque mucho tiempo después de su muerte. No se la valoró como correspondía, simplemente porque nuestra sociedad machista tenía demasiados reparos y el hecho de ser mujer la ponían como blanco de todas las críticas, ¿por qué?, tal vez porque siendo mujer logró mucho más que sus colegas hombres, porque era rebelde, transgresora (fumaba, usaba pantalones y se casó con alguien a quien le llevaba unos 15 años). El chismerío era tal que solo importaba husmear en su vida privada y el árbol no les permitía ver el bosque: una mujer transgresora pero una exquisita escultora, que además de dedicarse a ese arte, una vez retirada de esa actividad, invirtió todos sus ahorros en otros proyectos: impulsó el dispositivo llamado cinematografía a la luz, que permitía ver cine sin necesidad de oscurecer una sala, pero no logró introducirlo en el mercado. Viajó al norte del país, encarando nuevos desafíos, primero a Jujuy donde en 1923 fue nombrada “Escultor Encargado de Parques y Jardines y Paseos” y a Salta a finales de 1924 para comenzar exploraciones geológicas, emprendió la extracción de combustibles con base en destilación de rocas fósiles (esquistos bituminosos) asociada a otras personas y recorrió infructuosamente las montañas de Salta para desarrollar el negocio, perdiendo en ello sus ahorros.

Totalmente decepcionada y pobre, en 1932 regresó a Buenos Aires, donde vivió con sus sobrinas. El 17 de agosto de 1935 Lola Mora sufrió un ataque cerebral que la dejó postrada hasta el 7 de junio de 1936 en que falleció, tras tres largos días de inconsciencia, insensibilidad y dificultad en su respiración, rodeada de sus tres sobrinas que la asistieron durante la enfermedad.

En todas las necrológicas sólo se recordó de su vasta obra la Fuente de las Nereidas.

Los restos de Lola Mora descansan en el Cementerio del Oeste, la necrópolis más antigua de San Miguel de Tucumán y en 2010 fue declarada bien de interés histórico-artístico.

Susana Espósito - Publicada el Viernes 21/05/21 - 2775 caracteres