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    "Cuando no tengas ni fe ni yerba de ayer secándose al sol"

    El 30 de noviembre es el Día Nacional del Mate, un emblema de la cultura argentina. La fecha fue establecida por el Congreso, hace seis años, mediante la ley 27.117 y se conmemora en la fecha del nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, hijo del caudillo José Gervasio de Artigas.

    Entre 1815 y 1819, el comandante "Andresito", tal como se lo conocía popularmente, gobernó la Provincia Grande de las Misiones y tuvo un rol fundamental en la producción y la comercialización de la yerba mate.

    Andresito"Andresito" dio un puntapié crucial para que el mate se convirtiera en lo que es hoy para los argentinos, la infusión elegida por excelencia que aunque no requiere demasiado su preparación, ya que solo hay que contar con agua caliente, un cuenco más o menos pequeño, una bombilla y la yerba, elementos que nunca faltaban en la mayoría de los hogares, también sabemos que el precio de la yerba es alto y mucha gente dejó de tomarlo o lo racionaliza.

    El mate acompaña en la soledad, es generador de charla entre amigos que comparten la rueda de mate, también durante las largas jornadas de estudio; lo bebe el ama de casa mientras realiza sus tareas, se sirve a las visitas, se lleva para disfrutarlo en vacaciones y mucho más.

    Cebar mate implica un ritual que los argentinos conocemos bien: la yerba preferida (con o sin palo), el tipo de mate (cuenco en el que se sirve), la bombilla adecuada, la temperatura del agua y luego, también sabemos que el cebador debe tomar los dos primeros (que son los de sabor más intenso) y luego pasarlo a la ronda en sentido de las agujas del reloj. Cuando uno de los participantes dice “gracias” al entregarlo al cebador, quiere decir que se retira del circuito, y que ése fue el último mate para él.

    En los tiempos que corren, el aumento excesivo del precio de la yerba hace que muchos no puedan comprarla y viene a la memoria parte de la letra del tango "Yira, yira", escrito por Enrique Santos Discépolo, en la que dice:

    "Cuando la suerte qu'es grela fayando y fayando te largue parao, cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao. Cuando no tengas ni fe ni yerba de ayer secándose al sol, cuando rajés los tamangos buscando este mango que te haga morfar, la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo recién sentirás. Verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa Yira, yira. Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor... (y menos de los gobiernos, que solo compran voluntades y luego dejás de importarles).

    DiscepoloSegún contaba Discépolo: “Yira… yira…” surgió, tal vez, como el más espontáneo, como el más mío de los tangos". Está inspirado en un momento de mi vida. Venía yo, en 1927, de una gira en la que nos había ido muy mal. Y después de trabajos, fatigas, luchas y contratiempos regresaba a Buenos Aires sin un centavo. Me fui a vivir con mi hermano Armando a una casita de la calle Laguna. Allí surgió “Yira… yira…”, en medio de las dificultades diarias, del trabajo amargo, de la injusticia, del esfuerzo que no rinde, de la sensación de que se nublan todos los horizontes, de que están cerrados todos los caminos. Pero en aquel momento, el tango no salió. No se produce en medio de un gran dolor, sino con el recuerdo de ese dolor.

    Yo viví la letra de esa canción. Más de una vez. La padecí, mejor dicho, más de una vez. Pero nunca tanto como en la época en que la escribí. Hay un hambre que es tan grande como el hambre del pan. Y es el hambre de la injusticia, de la incomprensión. Y la producen siempre las grandes ciudades donde uno lucha, solo, entre millones de hombres indiferentes al dolor que uno grita y ellos no oyen.

    Finalmente agregó: "Una canción popular debe ser siempre el problema de uno padecido por muchos…"

    Yira, yira, parece escrito ahora, cuando eso es lo que está ocurriendo.


    Susana Espósito - Publicada el Martes 30/12/21 - 3897 caracteres