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La Congregación del Papa Francisco recuerda a su fundador San Ignacio de Loyola
El 31 de julio de 1556 fue la fecha en que murió San Ignacio de Loyola, el religioso católico y militar castellano que fundó la Compañía de Jesús, una orden religiosa a cuyos miembros se conoce como jesuitas. Este viernes se cumplen 464 años de su fallecimiento y será recordado, entre otros, por el Papa Francisco, jesuita, formado en dicha congregación.
El papa Francisco es el primer Papa que pertenece a la Compañía de Jesús (Jesuitas), orden religiosa masculina perteneciente a la Iglesia Católica Romana de profundas raíces vascas y con vocación misionera, pedagógica, cultural y científica.
La Compañía de Jesús fue fundada en Roma, en 1539 por San Ignacio, quien había nacido el 24 de diciembre de 1491, en Loyola, España. Su nombre era Iñigo Oñaz de Loyola.
Había sido un soldado que encontró la fe tras ser herido durante una batalla en Pamplona, en 1521, cuando defendía a la ciudad de las tropas francesas de Enrique II de Navarra. Este hecho sería determinante en su vida, pues la lectura durante su convalecencia, de libros religiosos, lo llevaría a profundizar en la fe católica y a la imitación de los santos.
Tiempo después, recordando su juventud, Ignacio dijo de sí mismo: 'Fui un hombre dedicado a la vanidad del mundo, para quien el mayor placer eran las artes marciales, con el vano deseo de adquirir celebridad. Estos hechos lo impulsaron a fundar la Compañía de Jesús. Con el lema latino 'Ad maiorem Dei gloriam' (A la mayor gloria de Dios), la orden jesuita se propuso difundir la fe católica a través de las misiones, el apostolado, la enseñanza y la ciencia.
Los jesuitas tienen una estructura de tipo casi militar (obediencia absoluta), una misión clara (a mayor gloria de Dios), una total despreocupación por los éxitos mundanos (deseos vanos).
Según sus normas, trabajan por la evangelización del mundo, en defensa de la fe y la promoción de la justicia, en permanente diálogo cultural e interreligioso y el motor de la compañía es profundizar en los estudios humanísticos y científicos para entregarlos en las escuelas y colegios que se fueron abriendo en Europa.
San Ignacio murió el 31 de julio de 1556 y su cuerpo, que fue inicialmente sepultado en la iglesia de Santa Maria della Strada, fue trasladado a la iglesia del Gesù, sede de la Compañía. El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa de Jesús e Isidro Labrador.
Vale recordar que la iglesia más antigua de Buenos Aires, ubicada en el Casco Histórico, está bajo la advocación de San Ignacio de Loyola.
Susana Espósito - Publicada el Viernes 31/07/20 - 2602 caracteres
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