Avances en la recuperación de la Confitería del Molino
A más de un año de haberse iniciado la importante tarea de recuperación de la Confitería del Molino, ya pueden observarse importantísimos avances y los trabajos continúan con gran entusiasmo por devolverle a esa esquina de Callao y Rivadavia, la tradicional confitería que frecuentaba la alta sociedad porteña.
Además de las familias aristocráticas porteñas, pasaron por sus mesas grandes nombres de la política y la cultura.
Miguel Romero es uno de los más de cien obreros y especialistas que participan de un proyecto histórico: la restauración de la Confitería del Molino (a cargo de una comisión Bicameral del Congreso de la Nación), edificio de 7.600 metros cuadrados y cinco plantas que desde su cierre, el 24 de enero de 1997, sufrió dos décadas de deterioro y abandono.
Hasta el momento ya se restauraron 254 metros de fachada, 150 metros de estucos y los salones principales ya lucen casi como en sus mejores tiempos.
Cabe destacar que el arquitecto Francisco Gianotti, quien proyectó la Confitería, logró plasmar su ambicioso diseño y lo hizo con todos los lujos: los salones de fiesta ocupaban 932 metros y encargó a su hermano que enviara desde Europa puertas, ventanas, mármoles, manijas de bronce, cerámicas y más de 150 metros cuadrados de vitrales. Gianotti no pudo traer las columnas de mármol desde Europa, pero sí hizo venir a un artesano que confeccionó el estucado con polvo de piedra para que le diera a los pilares un aspecto similar.
El 24 de enero de 1997, la Confitería del Molino cerró definitivamente sus puertas. En las siguientes dos décadas, sufrió saqueos y un deterioro que casi deja al edificio en la ruina definitiva. En esos años, empezaron a llover las denuncias de los vecinos por el estado del inmueble.
El 19 de septiembre de 2015, el Gobierno de la Ciudad llevó una grúa hasta la esquina de Rivadavia y Callao para demoler la histórica cúpula que había sido inaugurada 98 años antes. Pero un desperfecto en la máquina impidió la demolición. Fue el golpe de suerte que permitió la esperanza de una nueva vida.
El 2 de julio de 2018, un grupo de integrantes de la Comisión Bicameral que encara la restauración del Edificio del Molino abrió las puertas del lugar tras 21 años y así comenzaron las obras que permitirán recuperarla y probablemente abra sus puertas en junio de 2021.
Una de las arqueólogas que está trabajando allí, cuenta que se han encontrado 2.900 asaderas y cientos de moldes, lo que habla del volumen de producción que tenían. Cada fin de año abría las 24 horas. Dicen que el pan dulce no llegaba a enfriarse porque se vendía antes. En este lugar se hacía todo. Incluso tenían una máquina para enlatar al vacío: o sea, acá se producía la conserva pero también la lata. También se encontró una olla de gran tamaño que aún contenía azúcar en cantidad, posiblemente de la preparación de algún postre que se hizo hace más de 22 años.
Susana Espósito - Publicada el Miércoles 19/02/20 - 2931 caracteres
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