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    Protocolo para la atención en consultorios

    Hace 90 días, cuando se inició la extensa cuarentena por la pandemia, los consultorios de distintas especialidades cerraron sus puertas e incluso postergaron por tiempo indeterminado las cirugías que no requieren urgencia.

    Sin embargo, a pesar del Coronavirus, la vida continúa y la gente también tiene otras enfermedades o aparecen malestares que requieren atención médica. Muchos lo han podido resolver con la modalidad telemedicina, skype, videollamada u otras vías que no sean presenciales, pero ante ciertas situaciones, es necesaria la revisación médica para poder diagnosticar.

    Ante esta dificultad, las sociedades científicas, asociaciones y federaciones médicas, clínicas privadas y sindicatos y gobiernos discuten cómo será la atención de salud y qué protocolos deberán adoptarse.

    Como es de público conocimiento, es fundamental el distanciamiento social y esa será la principal premisa además del equipamiento de Protección Personal.

    Cuando comenzó la cuarentena, el Ministerio de Salud nacional publicó un protocolo general de atención en el marco de la pandemia, basado en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En las últimas semanas, instituciones como clínicas y sanatorios desarrollaron sus propios protocolos, centrados, en parte, en los oficiales.

    Las medidas de protección varían según la especialidad y el tipo de intervención. Se deciden en base a los protocolos pero también se tienen en cuenta el tipo de instalaciones, el criterio de los médicos y de las instituciones, así como el avance del virus en la región.

    Los profesionales están protegidos con equipamiento de distintos grados. Lo básico es la utilización de barbijos quirúrgicos y, según la clase de atención o riesgo de contagio, requieren los más elaborados N-95. En ciertos casos, llevan antiparras, en otros no y utilizan distintos tipos de camisolines, ya sean hidrorepelentes o comunes, además de guantes, cofias y protección para el calzado. En determinados tratamientos o especialidades, también los pacientes están obligados a utilizar elementos de protección.

    El uso del barbijo, la máscara, y guantes es fundamental en la atención del paciente, pensando que todos pueden ser Covid positivo. Después hay otros elementos que se van a agregar, según lo que se haga.

    En los lugares donde hay pacientes Covid positivo, antes de ingresar a la habitación en la que se encuentran, los médicos deben usar un barbijo N-95, arriba el quirúrgico, cofia, camisolín y guantes e incluso botas, como usan antes de entrar a un quirófano. También utilizan otros accesorios, de acuerdo a la prestación que deben realizar.

    El lugar geográfico donde se produce la atención médica también influye en las medidas que se toman. No es lo mismo atender en una provincia o ciudad del interior donde los casos positivos son nulos, que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

    En los consultorios privados, como en las instituciones de las zonas más comprometidas, se realiza un "triage" telefónico previo a las consultas, donde se les consulta a los pacientes si tienen alguno de los síntomas que podrían indicar la posibilidad de que el paciente tenga coronavirus y se les toma la fiebre.

    Se pone el énfasis en la distancia social en las salas de espera: se espaciaron los turnos y se prohibieron las consultas no programadas (o sobreturnos), se limitó la cantidad de personas que puede acceder por día y se prohibió el acceso con acompañantes, excepto que los pacientes sean niños.

    Los médicos, además del equipamiento para protección propia y del paciente, deben implementar otras medidas que influirán en la cantidad de turnos disponibles para los pacientes y en las remuneraciones de los profesionales. Según algunos protocolos, entre consulta se deberá dejar un espacio de tiempo de media hora para ventilar y limpiar el lugar. En algunos casos, por el tipo de tratamiento, con mayor meticulosidad y productos más específicos que en otros.

    En los centros de salud, además, hay mayor oferta de alcohol en gel y mucha cartelería sobre las nuevas normas, incluso con marcas en el piso para definir claramente la distancia social permitida y en algunas instituciones se establecieron horarios prioritarios, para que las personas mayores no compartan sala de espera.

    También, muchas instituciones privadas promovieron todas las formas posibles de telemedicina. Para evitar la presencia de los pacientes en las clínicas, por ejemplo, crearon un sistema de receta digital y autorizaron la receta por WhatsApp.

    En esta etapa es necesario evaluar cada situación. Por ejemplo, en cirugía, cuál es el riesgo mayor: que esa cirugía se demore o el riesgo de contagio y deberá definirlo un comité evaluador.


    Susana Espósito - Publicada el Jueves 18/06/20 - 4724 caracteres