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La pesadilla de la avenida que nunca dormía

La avenida Corrientes era llamada “la avenida que nunca duerme”, pero desde el inicio de la extensa cuarentena por Covid-19, está inmersa en un terrible letargo y no puede despertar de su pesadilla, el cierre definitivo de locales.

Siempre fue una avenida recorrida por miles de porteños y turistas de todo el mundo que quedaban fascinados ante tantas librerías, cafés, teatros, cines y restaurantes. Ahora, al igual que en otras zonas de Buenos Aires, hay locales que han cerrado definitivamente sus puertas porque no pudieron hacer frente a esta situación de inactividad.

Sorrento es uno de los restaurantes emblemáticos que hace pocos días cerró sus puertas, allí puede verse un cartel en el que se informa a los clientes que por razones ajenas a la empresa, después de 140 años, cierran. Los otros dos locales que tiene Sorrento, en Puerto Madero y Retiro, continuarán abiertos.

Los dueños de este restaurante comentan que el alquiler del local en avenida Corrientes 668 es altísimo, $600.000 y después de esta cuarentena que ya se convirtió en centena, era imposible seguir manteniéndolo a puertas cerradas y sin generar ingresos que les permitieran pagar los gastos.

Como es sabido, algunos importantes restaurantes han implementado el modo delivery y el take away pero no funcionan como era deseable, la mayoría de los locales que ofrecen esta modalidad dicen que facturan un 10% de lo que lo hacían antes de la pandemia.

También hay varias pizzerías que apenas pueden sostenerse con el delivery y no saben qué ocurrirá si la cuarentena se extiende mucho más. Tal es el caso de Las Cuartetas, situada en avenida Corrientes 838 (funciona allí desde 1935); Pizzería Podestá en avenida Corrientes al 700; Guerrín en avenida Corrientes 1368 (funciona desde 1932); pizzería La Americana (local de avenida Corrientes 1383 y tiene otros dos locales: Callao 83 y avenida Rivadavia al 2.800).

Gustavo Luraschi, presidente de la Asociación Amigos de la Avenida Corrientes, Peatonal Lavalle y Obelisco explica: “Consideramos que la zona está catalogada erróneamente de alta concentración de gente. Corrientes depende del turismo, de la actividad del teatro, de Tribunales, de las oficinas, y nada de eso funciona ahora”, agregó. “Hay librerías y locales gastronómicos en situación terminal”. Aún se desconoce con exactitud qué cierres son definitivos y quienes tienen espalda para seguir aguantando unas semanas más, porque depende de cuánto tiempo tengan que estar cerrados. Cuando se levante la cuarentena se revelará.

Lo mismo ocurre con las heladerías, que incluso en invierno siempre siguen vendiendo, ahora no pueden hacerlo. En el caso de las librerías, la dificultad es que la mayoría ocupan locales grandes, pagan altos alquileres y además deben seguir pagando sueldos, algo que se hace prácticamente imposible. Hay muy poca circulación de gente y estos son dos rubros que también se han visto seriamente afectados.

Susana Espósito - Publicada el Lunes 29/06/20 - 2958 caracteres