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Multarán a quien tire colillas de cigarrillos en la calle
El jueves 10 de diciembre la Legislatura porteña aprobó el proyecto de ley que impondrá multas de hasta casi $ 15.000 para los que tiren colillas de cigarrillos en la calle. Cada día se arrojan 5 millones de estos filtros altamente tóxicos en la vía pública.
La iniciativa fue presentada por el legislador Sergio Abrevaya (GEN). Para quienes arrojen las colillas en la calle contempla una multa de $ 642 a $ 14.980 y/o la obligación de hacer trabajos comunitarios y/o la concurrencia a cursos de educación en materia de ambiente. La dureza del castigo, que en sus puntos extremos puede tener una diferencia económica de hasta $ 14.338, será definida por un juez de faltas.
El proyecto además señala espacios donde se deberá garantizar la ausencia de colillas. Estos lugares serán boliches, bares y restaurantes, shoppings, galerías y paseos comerciales a cielo abierto, alojamientos, edificios de oficinas y establecimientos donde se hagan eventos o actividades con fines recreativos y comerciales.
Las colillas de cigarrillos son el residuo que más se arroja en el espacio público. En la Ciudad, de acuerdo con un relevamiento hecho por la Asociación Civil y ambientalista Eco House, que participó en la escritura del proyecto, en cuatro manzanas del microcentro en sólo dos horas se levantaron más de 10.000 colillas. Y los cálculos confeccionados en base a estadísticas de fumadores indican que sobre veredas y calles quedan, por lo menos, 5.000.000 todos los días.
La colilla está hecha de acetato de celulosa, que es plástico, y el plástico perdura en el ambiente durante décadas. En Buenos Aires, muchos de estos descartes van a parar al Riachuelo, al Río de la Plata y, por último, al océano. El filtro de un solo cigarrillo es suficiente para contaminar entre 50 y 1.000 litros de agua.
En Argentina, arrojar la colilla del cigarrillo al terminar de fumar es un acto reflejo que se hace sin pensar cómo se está contaminando el medio ambiente. Sin embargo, al viajar a otros países, quienes fuman deben adaptarse inmediatamente a un comportamiento diferente, ya que muchos países decidieron ser "libres de humo" e incluso no se puede fumar en espacios abiertos. Por lo tanto, si podemos adaptarnos en otras ciudades, ¿por qué no hacerlo en la nuestra?
Más allá de las colillas de cigarrillos arrojadas en la calle, debemos concientizarnos del daño que provoca el fumar y procurar dejar este hábito dañino, fundamentalmente para quien lo hace y también para quienes lo rodean, que se convierten en fumadores pasivos.
Susana Espósito - Publicada el Viernes 11/12/20 - 2574 caracteres
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