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La cúpula de la Confitería Del Molino recupera su esplendor
Desde hace varios meses se están realizando las obras de restauración y puesta en valor de la Confitería del Molino y en los últimos días, se está trabajando arduamente en la cúpula, en la que se están incorporando nuevas esculturas.
Los porteños añoramos volver a ver la fabulosa cúpula del Molino, engalanando esa ochava de Callao y Rivadavia, que daba acceso a una de las Confiterías más glamorosas de Buenos Aires, que recibía en sus mesas a la alta sociedad, políticos, escritores y turistas que disfrutaban las delicias que allí se servían, en un ambiente refinado y elegante.
Para que vuelva a abrir sus puertas se están realizando minuciosas tareas que le devolverán su solidez y belleza. En los últimos días, 14 operarios levantaron con cables de acero un grupo de esculturas que imitan a las originales. Se trata de cuatro leones alados, fabricados en hormigón armado y hierro, que pesan 800 kilos y miden dos metros de altura. Su peso requirió que fueran subidos con cuidados especiales y están a unos 48 metros del nivel de la vereda, en la mitad de la cúpula.
Los leones habían sido colocados como símbolo de la fuerza, son de líneas geométricas, que responden al estilo Art Deco. Se supone que los originales habían sido de mármol de Carrara, como otras importantes piezas que hay en todo el edificio y se ha logrado una reproducción fidedigna, usando la misma técnica utilizada para las esculturas de Lola Mora que se encuentran en el portal del Congreso Nacional. La empresa que los hizo es Provorot S.A.
Construido por el arquitecto Francesco Gianotti con materiales traídos de Europa, el edificio es considerado el ejemplo máximo del estilo Art Noveau. La cúpula es una clara muestra de eso. "Posee una ornamentación con forma de gajos, decorada con dibujos orgánicos hechos con 27 colores diferentes de teselas, desde cuatro tonos de verdes hasta seis de celestes, marrones y terracotas. Algunas se conservaron y limpiaron, pero otras tuvieron que ser fabricadas a partir de una técnica especial de doble horneado", explicó el arquitecto Gorodner.
Las obras en la cúpula, que está a 28 metros de alto, incluyeron además el recambio de la aguja usada como pararrayos que la remataba. Había sido instalada en 1916 cuando se inauguró el edificio. Era un peligro, estaba oxidada y estuvo a punto de colapsar. Sus restos serán conservados en el Museo del Sitio a crearse en uno de los pisos. Ahora luce una nueva aguja modelada en zinc belga, con las mismas características morfológicas que la anterior, aunque ya dejó de ser usada como pararrayos. El del Congreso Nacional la supera en altura.
Se estima que los trabajos de la cúpula estarán finalizados en pocas semanas y será abierta al público a mediados de 2021. Será administrada por quienes ganen la concesión de la Confitería de la planta baja, ubicada en la esquina de las Avenidas Rivadavia y Callao.
Susana Espósito - Publicada el Lunes 16/11/20 - 2927 caracteres - Foto: GCABA
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