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    Recuperarán el edificio de la
    antigua Biblioteca Nacional

    El antiguo edificio que ocupó la Biblioteca Nacional, en la calle México 564, en el barrio de San Telmo, fue diseñado por el arquitecto italiano Carlos Morra y se había inaugurado en 1901. Funcionó como biblioteca hasta 1992 y desde entonces, funciona allí la sede de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, el Ballet Folklórico Nacional y la Compañía Nacional de Danza Contemporánea.

    Con el paso del tiempo, el edificio se fue deteriorando y ahora, el Gobierno de la Ciudad ha decidido invertir $ 50 millones en la restauración de salas, vitrales y mampostería. Se estima que las obras demandarán un año y medio, para que vuelva a lucir como en sus mejores tiempos.

    El deterioro del edificio comenzó cuando la biblioteca se mudó, en 1992, a su emplazamiento actual, en el barrio de Recoleta y continuó, debido a que no se invirtió dinero para evitarlo. Fue entonces cuando comenzaron a funcionar en el lugar compañías de danza y música, para las que se acondicionaron algunas salas y se instaló un piano, ante la falta de un lugar propio, tuvieron que acomodarse como pudieron en un sitio originalmente destinado a los libros, cuyas delicadas paredes parecen soportar cada vez menos las vibraciones constantes del sonido.

    La puesta en valor comenzará en agosto próximo y se emprenderá un plan de recuperación integral. Hay grietas en las paredes, humedades, daños en los pisos de madera y cerámica, los estucos perdieron brillo y una media sombra negra cuelga del techo para contener la caída de mampostería.

    Según comentó Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, los estantes de la ex Biblioteca Nacional volverán a estar repletos de libros. El público podrá sentarse a leer bajo su cúpula vidriada o recorrer el primer piso, donde el escritor Jorge Luis Borges tuvo su despacho cuando fue su director, el más célebre de la historia.

    El edificio posee elementos de gran valor patrimonial, como por ejemplo las farolas de la entrada, la escalera de bronce, los mármoles y la gran cantidad de vitrales por los que se filtra la luz exterior en las cuatro plantas. Especialmente, en la sala de lectura de la planta baja, llamada Sala Williams, donde un vitraux barcelonés, que representa una noche estrellada y que alumbró a miles de lectores durante la primera mitad del siglo XX, se esconde tras una lona.

    "Los dos cuerpos de danza continuarán funcionando en el edificio, mientas que la Banda de Ciegos será trasladada a Sánchez de Bustamante 75, una vez concluidas las obras de acustización de ese inmueble", informó el Ministerio Cultura de la Nación.

    Los lugares que demandarán mayor inversión son la sala principal de lectura de la planta baja, llamada Sala Williams, donde aún se conservan las estanterías, vacías, con carteles que anuncian "Hipócrates", "Cervantes" o "Derecho". También se acondicionará un depósito y en el primer piso, la Sala Borges, el llamado Tesoro y el Depósito de Libros.

    Cabe recordar que la primera sede de la Biblioteca fue un departamento de la Manzana de las Luces, la segunda fue la de la calle México, originalmente pensada para albergar a la Lotería Nacional; por eso la escalera de mármol aún conserva el pasamanos decorado con los bolilleros de bronce.

    Cuando estaban a punto de inaugurar allí la Lotería, Groussac, por ese entonces director de la Biblioteca, envió una carta al presidente Julio A. Roca en la que argumentó que si un edificio tan elegante se usaba como sede de la Lotería, poco promisorio sería el futuro de un país donde, por otro lado, los libros se arrumbaban en un pequeño espacio. Roca accedió y el flamante palacio pasó a ser, en 1901, sede de la Biblioteca Nacional. Años después, la construcción también empezó a quedar chica para la biblioteca. En 1960 se realizó un concurso para el proyecto de Agüero, ganado por Clorindo Testa, pero recién inaugurado en 1992.


    Susana Espósito - Publicada el Viernes 12/01/18 - 3892 caracteres