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  • Aggiornarse a los tiempos que corren y al bolsillo

    Quienes trabajan en oficinas, saben que la buena presencia es muy importante, es en cierta forma la imagen de la empresa, pero con el correr del tiempo, también se contempla el "casual day", generalmente los días viernes, en que está permitido llevar ropa menos formal, aunque debe ser correcta.

    Todos sabemos que los precios de la ropa están por las nubes, sobre todo la ropa masculina. Un ambo, una camisa, corbata, cinturón, medias y zapatos pueden llegar a costar unos diez mil pesos y ahora que comenzaron los días fríos, si debemos agregar al guardarropas un sobretodo, el costo será superior.

    Pero dejando de lado la pena que nos da ver prendas y calzado en las vidrieras, a precios que son inaccesibles, distraigamos un poco la atención y veamos cuál es la historia del traje masculino.

    De acuerdo a una de las versiones que circulan, en el siglo XIX, en Inglaterra, se comenzó a usar traje, tal como lo conocemos hoy, como reacción al traje típico de la corte francesa y desde entonces, tanto Londres como Milán se han convertido en centros de la moda.

    En la galería Piccadilly Arcade, se emplazó en 2002, una escultura de George Bryan Brummell (1778-1840), el dandy inglés que impuso el traje moderno. La estatua no está lejos de la calle Savile Row, en la zona de Mayfair, donde se encuentran algunas de las sastrerías más tradicionales de Inglaterra. Así como París se impuso en el siglo XIX como el centro de la alta costura femenina, Londres lo hizo en cuestiones de moda masculina, aunque desde 1946 Milán es un duro competidor.

    Brummell no era un hombre rico pero se había educado en Eton –donde estudiaban los hijos de la aristocracia inglesa– y llegó a ser el consejero de príncipes en temas de moda. Con él se terminaron los trajes cortesanos de estilo francés y los pantalones cortos, típicos de las cortes europeas anteriores a 1789. Fue Brummell quien impuso el pantalón largo, las botas altas, camisas de lino, corbatas y guantes, sacos y levitas.

    Todo eso confluyó en el diseño del traje moderno, de pantalón largo y saco corto abotonado, que puede ser derecho o cruzado según la disposición de los botones. Inglaterra impuso este traje al mundo y por eso Brummell es el santo patrono de Savile Row. La fama de Savile Row es extendida: en japonés, “sabiro” es la palabra que designa a un traje de hombre.

    Buenos Aires no estuvo ajeno al buen vestir, hasta los años setenta sobre la céntrica calle Esmeralda se agrupaban gran cantidad de sastrerías, para todos los gustos y presupuestos. En solo dos cuadras, entre Av. De Mayo y Cangallo (así se llamaba) podíamos encontrar La Mondiale, Thompson y Williams, Modart y Casa Muñoz, por nombrar algunas de las más conocidas, pero había muchas más, los locales estaban agrupados uno al lado de otro.


    Susana Espósito - Publicada el Miércoles 11/05/16 - 2811 caracteres