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Recordando a Edmundo RiveroEdmundo Rivero fue un guitarrista y cantante de tango, nacido el 8 de junio de 1912, en el partido de Avellaneda y fallecido el 18 de enero de 1986, a los 73 años. Se cumplen ahora, 30 años de su desaparición. En el barrio de San Telmo, quedan muchos recuerdos de este cantor que ha sido el dueño de un emblemático local de cena show de tango, al que bautizara El Viejo Almacén, recordando la letra del tango Sentimiento Gaucho. El martes 12 de diciembre de 2014, fue inaugurada frente al local, una escultura de Rivero, realizada por el artista plástico Carlos Benavidez, que lo muestra de pie, elegantemente vestido con traje y sus enormes manos cruzadas delante de su pecho. Vale la pena recordar que El viejo Almacén, tiene una larga y rica historia previa, ya que en esa esquina, en 1840 existía un viejo almacén que luego se amplió para ser ocupado por el Hospital Británico, donde en 1844 el doctor John Williams Mackenna, empleó por primera vez, anestesia en una intervención quirúrgica. En 1850 el hospital se trasladó a su nuevo edificio en la zona de Tribunales y entonces, comenzó a funcionar allí la Aduana General de la Nación. Finalmente el Hospital Británico se mudó a su actual ubicación en el barrio de Barracas. En el año 1900, una inmigrante rusa transformó el lugar en un restaurante llamado Volga, donde cantores, músicos y poetas se reunían para disfrutar del vino y los primeros acordes de una música que haría historia, "el tango". En 1924, Canaro y Caruso compusieron “Sentimiento Gaucho” que daría el nombre al “Viejo Almacén”, convertido en el templo del tango, en 1969, por Edmundo Rivero. Por allí han desfilado importantes figuras nacionales e internacionales y el lugar fue declarado Sitio de Interés Cultural. Actualmente, para muchos turistas, venir a Buenos Aires y no ir al Viejo Almacén, es como no haber estado en nuestra ciudad y allí, se respira tango y se recuerda al querido cantor Edmundo Rivero, conocido como “El feo que canta lindo”. En su repertorio hay interpretaciones inolvidables como las de los tangos “Sur”, “Cafetín de Buenos Aires”, “La milonga del Conventillo” y muchos más. Rivero formó una dupla fantástica con el gran Maestro Aníbal Troilo. Según publican en asolasconeltango.com.ar Edmundo Rivero y Anibal Troilo, no se encontraron de casualidad, porque Rivero estaba terminando de cantar con la orquesta de Horacio Salgán, unas noches después de haberse conocido en un baile de Barrio donde Troilo acudió para escuchar al "feo". Luego de quedar totalmente entusiasmado con esa voz pastosa y varonil, invita a Rivero para reunirse en un lugar que se llamaba "La Cartuja" (Diagonal Norte y Libertad). Pichuco llegó acompañado de su mujer Zita y Rivero llevó su guitarra. Al poco tiempo ya estaba cantando junto a Pichuco en un reservado que había en el local, hacia las cuatro de la mañana, Troilo se acordó el motivo de ese encuentro, diciéndole a Rivero;- Mire,... ¡me gustaría que usted cante en mi orquesta esas cosas que cantó acompañado de su guitarra!. ¡Va a ser toda una novedad, por lo tanto dígame, que es lo que usted pretende para trabajar conmigo. Rivero le contesta;- Vea,..lo que yo quiero es tener un buen repertorio, dígame que es lo que le gusta de todo esto que he cantado para incluirlo en el repertorio, mientras tanto usted me da otras piezas para completarlo. Rivero sorprendió una mirada expresiva entre Pichuco y su mujer, así que más tarde Troilo se lo explica. ¿Sabe por qué miré así a mi mujer?,.. Porque cuando le pregunté que pretendía para cantar en mi orquesta, usted me respondió "Un buen repertorio" y no habló de plata como lo han hecho todos anteriormente. ¡Bueno, porque yo nunca canté por plata! le responde Rivero, recordando después que él quería una oportunidad que consiguió desde aquel mismo instante. Susana Espósito - Publicada el Sábado 16/01/16 - 3830 caracteres |