Historias olvidadas
Así como en la actualidad hay mujeres que abandonan a sus hijos recién nacidos, también hace varias décadas ocurrían estas cuestiones y eso dio origen a que durante el virreinato de Vértiz, el 7 de agosto de 1779, se fundara la Casa de niños Expósitos, situada en las actuales calles Perú y Alsina, en un edificio que había pertenecido a los Jesuitas. El viernes 7 de agosto, se cumplen 236 años.
Esta Casa albergaba a los niños abandonados, "expuestos" (de allí deriva el nombre de Casa de Expósitos) en las calles o umbrales de las iglesias, que comúnmente eran atacados por perros. El lugar contaba con un torno de madera para recibirlos manteniendo el anonimato de las madres. Este armazón giratorio funcionó hasta 1891.
El 9 de junio de 1780 ingresó la primera niña que había sido abandonada en la puerta.
Allí también había sido dejado Benito Quinquela Martín, nacido el 1º de marzo de 1890 en Buenos Aires, fue abandonado por sus padres y pasó sus primeros seis años de vida hasta ser adoptado. Este niño que luego se convertiría en el reconocido pintor del barrio de la Boca, manifestó varias veces, que allí tuvo un lugar para vivir, pero recordaba con tristeza, cuánto esperaba que le llegara el turno de ser adoptado, de tener una familia y cuando llegó el momento, el matrimonio Chinchella, dueños de una carbonería, fueron esos padres que lo llevaron -según sus palabras: "Los viejos necesitaban compartir con alguien su pobreza, y me eligieron a mi".
Debido a la mala organización y administración, en 1784 se dispuso que la Hermandad de la Santa Caridad se hiciera cargo de su dirección, se vendió el primitivo local y se mudaron a Moreno y Balcarce, un lugar más discreto, para "alejar de miradas inoportunas" el torno en que se abandonaba a los niños. Éste era un edificio colonial de una planta que se hallaba ubicado detrás del Convento de San Francisco.
En 1786 ya había 150 niños que crecían en la Casa de Expósitos. Se imprimió material de educación con consejos sobre la lactancia y crianza de los niños y se estableció un Reglamento general de funcionamiento.
En 10 años la Casa recibió a más de 2.000 niños.
En 1815 se designó como administrador a Saturnino Segurola, quien insistió en la importancia de contar con un profesional médico que asistiera a los expósitos y una botica que los proveyera de las medicinas necesarias. En 1817 se nombró médico de la Casa al Dr. Juan Madera, que como practicante se había destacado en el cuidado de los heridos durante las Invasiones Inglesas.
En 1873 la Casa de niños Expósitos se trasladó a la actual calle Montes de Oca, en un terreno ubicado en lo alto de la "Barranca de Santa Lucía" siendo sus directores, a partir de ese período, los Dres. Argerich, Bosch y Angel Centeno, quien obtuvo en la "Casa Cuna" la primera radiografía pediátrica en el país.
En 1903 ingresó el recién graduado Pedro de Elizalde quien normalizó la recepción de leche, organizó la Escuela de madres, vigiló la salud de las "dadoras de leche" y organizó el servicio Médico-Social.
Elizalde creó la Escuela de Enfermeras profesionalizando la enfermería del Hospital y consiguió que su título fuera reconocido por la Facultad de Medicina.
En 1905, la Casa pasó a llamarse oficialmente Hospital de Niños Expósitos y en 1920 cambió su nombre por el de Casa Cuna.
En 1961 se le dio el actual nombre de Hospital "Dr. Pedro de Elizalde".
El Hospital General de Niños Dr. Pedro de Elizalde es el Hospital Pediátrico más antiguo del continente americano encerrando en su belleza arquitectónica el encanto de las típicas construcciones de los palacios de la época.
Susana Espósito - Publicada el Viernes 07/08/15 - 3611 caracteres Foto 1: Revisionistas - Foto 2: Archivo Hospital Pedro de Elizalde
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