El Papa y la Villa 31
Es de público conocimiento el compromiso con los que menos tienen que asume el Papa Francisco y que no es desde que se convirtió en el sumo pontífice sino desde que era el Cardenal Bergoglio.
Cuando se convirtió en Papa hizo el pedido de que "sean pastores con olor a oveja" y él es el primero en predicar con el ejemplo, despojándose de los lujos que existen desde siempre en el Vaticano, dejando en desuso el Papamóvil blindado para acercarse más a la gente, besar a los niños, los enfermos e incluso compartir, sin ningún temor, un mate que muchas veces le alcanzaron desde la multitud en la Plaza San Pedro.
También muchos famosos que nunca se habían acercado a conocerlo, cuando estaba residiendo en Buenos Aires, viajaron para visitarlo en el Vaticano, donde recibió incluso a nuestra presidente, que tantas veces le negó audiencia cuando Bergoglio la solicitaba, pero Francisco recibió con la misma pleitesía a gobernantes, cartoneros, gente de la comunidad Qom, festejó su cumpleaños con indigentes y la semana pasada recibió a Santiago Mazzinghi, un joven abogado que siguiendo el consejo del Papa y pretendiendo llevarlo a la práctica, creó junto a otros amigos "Luz y Esperanza", un proyecto para ayudar a los necesitados.
Santiago estuvo presente en la audiencia del Papa, el miércoles 29 de enero, pudo saludar a Francisco, comentarle que está trabajando en forma conjunta con los curas villeros para rescatar de la droga a tantos jóvenes que padecen esa adicción y el sumo pontífice lo alentó a continuar con esa noble obra que han emprendido.
De qué se trata?
Junto a curas villeros que trabajan en el Hogar parroquial Cristo Obrero-Carlos Mugica de la villa 31, en el barrio de Retiro, Mazzinghi y compañía crearon un taller en el que personas rescatadas del flagelo de la adicción, tratando de reinsertarse en la sociedad, fabrican velas.
"El Hogar Cristo Obrero ayuda desde hace mucho tiempo a chicos con problemas de adicción. Es un proceso largo porque muchos chicos llegan en estado deplorable por el paco. Primero hay un acompañamiento médico y terapéutico; después se van por tres meses a una granja, un oasis en su vida porque hacen artesanías, viven aislados de la realidad de la villa y reciben catequesis. Pero lo que faltaba era que, al volver a la villa, tuvieran un trabajo", contó Mazzinghi, que el miércoles pasado pudo saludar brevemente a Francisco.
El tema fue entonces buscar la manera de conseguirles un trabajo fácil a esas personas que quieren salir del mundo de la droga y volver a empezar y se les ocurrió hacer velas. Se consiguieron los insumos, difundieron el proyecto y luego comenzó la venta de las velas que los chicos comenzaron a fabricar.
En principio hacían velas chicas y el negocio no funcionaba como ellos esperaban, pero luego se les ocurrió hacer velas más grandes, que sirvieran no solo para las santerías sino para decoración y eso sí funcionó.
Cuando comenzaron el emprendimiento trabajaban solo 4 personas y actualmente son 12, varones y mujeres de entre 25 y 40 años. Por la mañana van al taller y por la tarde asisten a rehabilitación. Los jóvenes reciben un sueldo semanal de unos 300 pesos.
Según Mazzinghi, los curas villeros están felices con el proyecto y ahora piensan hacer distintos tipos de velas y mejorar el packaging.
"Nuestra idea es difundir el proyecto para que crezcan las ventas y las donaciones. Y para compartir con los demás el anhelo de estos chicos, que luchan para recuperar algo de sus vidas, castigados por una realidad social que no merecen", comentó Santiago.
Asimismo habló con algunos medios acerca del prejuicio que tiene la gente con quienes viven en una villa y considera que hay que derribar esas barreras “porque también en las villas vive gente espectacular”.
Susana Espósito - Publicada el 04/02/14 - 3766 caracteres
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