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Restauran el Palacio Ortiz Basualdo
En febrero de 2013 comenzaron las obras de restauración y puesta en valor del Palacio Ortiz Basualdo, actual sede de la Embajada de Francia, situado en Cerrito al 1300, en el barrio de Retiro, que culminarán en marzo de este año.
La bellísima mansión palaciega fue mandada a construir para la familia de Daniel Ortiz Basualdo, en un terreno que heredara de su madre, donde existían unas caballerizas. Fue proyectada por el arquitecto, Pablo Pater e inaugurada en 1918.
En 1939, Francia compró la mansión para utilizarla como sede de su embajada. El edificio fue intervenido tres veces. Dos durante la década del 90, cuando se hicieron algunas adecuaciones técnicas (electricidad, calefacción/ aire y plomería) y la última a comienzos de 2000, cuando se revisaron y repararon las cubiertas y la cúpula.
Antes de comenzar los trabajos que se están llevando a cabo actualmente, las autoridades de la embajada habían encargado un diagnóstico del edificio a las firmas B4FS y Jaime Lande y asociados S.A, quienes determinaron las prioridades a resolver, definidas por el nivel de deterioro ocasionado, en su mayoría, por el cambio de función y el mantenimiento inadecuado. A partir de allí, los especialistas trazaron un plan de tres módulos que consistieron en la renovación de la infraestructura, el tratamiento de los exteriores y la recuperación de los interiores, caracterizados por la variedad de estilos de cada uno de los salones principales.
En esta oportunidad, se trata de una intervención más completa que las anteriores. Los trabajos son realizados por el equipo de arquitectos formado por Marie Sinizergues, María Paula Báez y Eduardo Carena, cuyo objetivo es devolverle al palacio su forma original, recuperando el espíritu de su creador, el francés Pater, quien concibió esta residencia como un Hôtelparticuler francés de cuatro niveles: basamento, piano nobile, planta de habitaciones privadas y mansardas.
El Palacio Ortiz Basualdo, al igual que otros palacios vecinos, son testimonio de la Belle Epoque porteña, cuando las familias adineradas de aquellos tiempos contrataban arquitectos para que diseñaran sus mansiones, que luego ellos amueblaban y decoraban con muebles y obras de arte de exquisita calidad, adquiridos durante sus viajes a Europa, lo que convertía a esas viviendas en verdaderos cofres de tesoros.
Susana Espósito - Publicada el 12/02/14 - 2363 caracteres
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