Se cumplieron 157 años del primer tren
El sábado 30 de agosto se cumplieron 157 años de la Inauguración de la primera línea de ferrocarril de nuestro país.
En enero de 1854, la Legislatura de Buenos Aires, autorizó al Poder Ejecutivo a que otorgara la concesión para construir un ferrocarril de 24.000 varas de extensión. Esta fue la primera Ley Ferroviaria sancionada en el país. Los trabajos de construcción se iniciaron a principios de 1855, quedando totalmente terminados, hasta los “pagos” de Floresta, en la primera quincena de agosto de 1857. El total del capital invertido en la construcción de esta línea fue de 6.900.000 pesos de la moneda corriente.
La locomotora llegó de Londres y fue bautizada como “La Porteña” (actualmente se conserva en el Museo del Carruaje, en Luján). Venía con una gemela que fue llamada “La Argentina”. También llegaron los vagones que completarían el tren. Era una pequeña locomotora, que había sido construida en 1854 en Inglaterra y que a su vez era veterana de la guerra de Crimea. Fue transportada hasta Buenos Aires en el vapor Borland, atracando en el muelle porteño en la navidad de 1856. Unas semanas más tarde desfiló por las calles de la ciudad en un enorme carro, tirado por 30 caballos.
Llegaron también los hermanos John y Thomas Allen, contratados para conducirla, junto con el ingeniero Guillermo Brogge, encargado de la instalación de los rieles, varios capataces y 160 obreros especializados en instalaciones ferroviarias, todos ingleses.
El primer ensayo fue el 28 de enero de 1857, entre la Estación del Parque (actual Plaza Lavalle) y San José de Flores. Las pruebas fueron exitosas y se decidió que la fecha inaugural sería el sábado 29 de agosto. Ese día, sobre la única vía, salió de la Estación del Parque a la una de la tarde. El tiempo acompañaba los festejos de los vecinos que vivaban la partida, en medio de flores y banderas donadas por familias de abolengo. Corría a 24 Km. por hora. El día 30 de agosto de 1857 el servicio quedó librado al público.
Los trenes, tan criticados en los últimos tiempos, sobre todo a partir de la tragedia de Once, han tenido gran importancia en nuestro país, uniendo pueblos, facilitando el transporte de mercaderías e impulsando la industria nacional. Con el paso del tiempo, se produjo el cierre de ramales de las líneas de ferrocarriles y convirtió en ciudades fantasma a los pueblos cuya principal fuente de trabajo era el tren.
La privatización de las líneas ocasionó el despido de decenas de miles de trabajadores así como el deterioro del servicio público, originando a su vez el aumento del transporte automotor y la multiplicación de accidentes automovilísticos. Así lo refleja el documental de Pino Solanas, La próxima estación.
La falta de inversión por parte de las empresas privadas así como el destino de los subsidios otorgados por el Estado incidieron en un servicio deficiente e inseguro que recién ahora parece encaminarse para lograr un cambio favorable.
Susana Espósito - Publicada el Lunes 01/09/14 - 2979 caracteres
|