Obras de Miguel Angel en Buenos Aires
El martes 18 de febrero se cumplieron 450 años del fallecimiento del artista italiano, Miguel Angel Buonarroti, quien fue el máximo exponente del período renacentista en Italia.
Vale la pena destacar que en Buenos Aires podemos disfrutar Calcos o réplicas de sus obras más importantes: La Piedad, El David y El Moisés, en el Museo de Calcos "Ernesto de la Cárcova", situado en Elvira Rawson de Dellepiane a metros de Av. España, en Costanera Sur.
Desde pequeño manifestó su vocación artística y por ello, su padre decidió enviarlo al taller del pintor Doménico Ghirlandaio, para su formación, pero a pesar de destacarse en el campo del dibujo, se revelaría posteriormente como un gran escultor, en la escuela creada por los Médici, llamando la atención de Lorenzo de Médici, quien desde ese momento y hasta su muerte se convertiría en mecenas y admirador del genio.
A la muerte de su protector, Miguel Ángel inició verdaderamente su trayectoria profesional, surcada por diversos viajes e importantes encargos.
En su primer viaje a Roma, donde permaneció entre los años de 1496 y 1501, realizó su famosísima, delicada y perfecta Piedad del Vaticano (obra de la que el artista, ya en vida, se sentía especialmente orgulloso, como demuestra el hecho de que la reconociera con su firma, circunstancia única en su producción.
Luego viajó a Florencia donde realizó una serie de obras menores y además su monumental escultura del David (1502-1504), que fue una obra cumbre por la perfección, belleza y originalidad.
El Papa Julio II lo convirtió después en el responsable de un proyecto de gran envergadura, la tumba del pontífice, pero la ejecución de la obra se vio frustrada por la muerte del Papa, el desinterés de sus sucesores y la escasez de fondos, razón por la cual, luego de varias décadas se finalizó una modesta sepultura donde puede apreciarse el Moisés (1513-1515).
Miguel Angel tuvo la capacidad de extraer vida de la piedra.
También fue un encargo de Julio II, la decoración de la Capilla Sixtina, en la que trabajó entre 1508 y 1512. Se atrevió con la técnica del fresco, completamente desconocida para él. Pintó realizando posturas casi imposibles (generalmente acostado en los andamios) y soportando el goteo del pigmento sobre los ojos, tras días de soledad y claustrofobia, finalmente, cuatro años después, dio a luz una de las obras más bellas de la historia del arte. Las nueve escenas del centro de la bóveda narran los episodios del Genésis, desde la Creación al salvamento del Arca de Noé.
En 1534, el Papa Pablo III le encargó que pintara (también en la Capilla Sixtina) El juicio Final, finalizado en 1539.
En su vejez (1546) se hará cargo de otro importante proyecto: la finalización de las obras de la basílica de San Pedro del Vaticano, cuya cúpula se convertirá posteriormente en paradigma a seguir en buena parte del mundo.
Miguel Angel murió el 18 de febrero de 1564 en Roma, a la edad de ochenta y ocho años, acompañado por su secretario Daniele da Volterra y por su fiel amigo Tommaso Cavalieri. Había dejado escrito que deseaba ser enterrado en Florencia. Hizo testamento en presencia de su médico Federico Donati, «dejando su alma en manos de Dios, su cuerpo a la tierra y sus bienes a los familiares más próximos». Su sobrino Leonardo fue el encargado de cumplir con esta última voluntad del gran artista, y el 10 de marzo de 1564 recibió sepultura en la sacristía de la iglesia de la Santa Croce.
El monumento funerario que embellece su sepulcro fue diseñado por Giorgio Vasari en el año 1570.
Susana Espósito - Publicada el 18/02/14 - 3551 caracteres Foto La Piedad: Museo Ernesto de la Cárcova
|