El vandalismo resulta caro
En Buenos Aires podemos observar que frecuentemente aparecen monumentos y fachadas de edificios vandalizados que luego deben ser reparados e insumen un gasto de 84 millones de pesos anuales.
Todo sirve para descargar enojos, furia o simplemente el deseo de hacer daño, cartelería urbana, cestos de basura, juegos de las plazas, bancos, y lamentablemente, el vandalismo resulta caro y lo pagamos todos.
Ni que hablar cuando realizan algún tipo de manifestación y rompen lo que encuentran por delante, vidrieras de locales, estaciones del Metrobus, como ocurrió finalizado el Mundial de fútbol 2014, en que rompieron y robaron en algunos locales.
Ahora, luego de una protesta gremial realizada el pasado jueves 20 de noviembre, otra vez fue atacada la fachada del edificio de la jefatura de gobierno porteño, como lo hicieron en otras oportunidades.
Cuándo nos portaremos civilizadamente y manifestaremos nuestros reclamos con respeto? sin cortar el tránsito impidiendo que otros vayamos a trabajar, sin hacer destrozos que después todos tenemos que pagar, sin palos y caras tapadas porque si el reclamo es justo y ejercemos nuestra libertad de manifestar de una manera correcta, no hay porque ocultarse y seguramente haya más posibilidades de ser escuchados.
Hace falta un cambio de actitud que nos muestre como seres humanos educados y civilizados y de lo contrario hacen falta leyes más duras que castiguen estos actos de vandalismo que no se sancionan y por eso se reiteran cada vez con más violencia y frecuencia.
Susana Espósito - Publicada el Martes 25/11/14 - 1539 caracteres
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