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El arte en la calle
En nuestra ciudad, al igual que en otras del mundo, podemos encontrar artistas callejeros como por ejemplo pintores, músicos, cantantes o bailarines de tango, pero la diferencia entre Buenos Aires y otras ciudades es que aquí, son muy pocos los que dejan alguna contribución, mientras que en Europa, es fantástico sentarse a tomar un café y ver que alguien irrumpe con una melodía o cruzar un puente y en medio del mismo un violinista ejecuta una pieza maravillosa y la gente, no es indiferente, lo disfruta y deja algunas monedas.
Esta semana, el diario La Nación, publicó una nota realizada al primer violín del Teatro Colón y de la Filarmónica de Buenos Aires, Pablo Saraví. Por qué? porque a pesar de su prestigio, ofrece conciertos de violín, de media hora, en la estación del subte porteño, donde se realizan las combinaciones de las líneas de subterráneos B, C y D, debajo del Obelisco.
Sin previo aviso, de incógnito, y en horario pico, tocó obras de Bach, Mozart, Vivaldi, Telemann, y Kreisler.
La vida agitada del porteño hizo que no muchos repararan en él y mucho menos, se detuvieran a escucharlo. Según explicó él mismo, de unas dos mil personas que pasaron por el lugar, sólo doce se pararon a escucharlo. Entre esas pocas personas un jóven músico de 25 años lo reconoció y estaba sorprendido de que un artista de ese nivel estuviera tocando su violín en ese lugar.
Pablo Saraví, actuó, como solista en casi todos los países de América del Sur y del Norte, gran parte de Europa, norte de África y Asia. En esta oportunidad no hubo imponentes escenarios de teatros a los que la gente va vestida de gala, aquí el artista llevó su arte y lo puso al alcance de todos en una estación de subte, pero lamentablemente, pocos supieron apreciarlo.
Susana Espósito - Publicada el 12/04/13 - 1768 caracteres
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