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  • El naufragio del “América”

    Era un verdadero palacio flotante, construido sobre el modelo de los que navegan por el río Mississippi, naufragó el 24 de diciembre de 1871 con un saldo de más de cien pasajeros muertos. Luis Viale murió ahogado al ceder su salvavidas a la señora Carmen Pinedo Quesada de Marcó del Pont, posibilitando que ella se salve y él pasó a la inmortalidad en el bronce, merced a su gesto de caballerosidad y valentía, en la glorieta de la Costanera Sur hay un monumento que lo recuerda.

    Desde el Puerto de Buenos Aires a las 18,30 del 23 de diciembre de 1871 partió con el pasaje casi completo y al mando del capitán John Morsse, con rumbo a Montevideo, el vapor “Villa del Salto”. A las 19:00 partió el capitán Bartolomé Bossi con el “América” y unos 220 pasajeros, de los cuales más de 100 pertenecían a la primera clase.

    El “América” era más veloz y por ese motivo sobrepasó al vapor del capitán Morsse. La vista era espléndida, con un río dormido y una luna plateada. Nada permitía presagiar lo que ocurriría bien pasada la medianoche, cuando explotó una caldera del “América”.

    La cubierta del barco era el claro reflejo del caos. Hombres desnudos que corrían delante de mujeres elegantes y con sus mejores alhajas. Damas en camisón frente a señores con traje que se mofaban del susto de muchos. El capitán, muy tranquilo, anunciaba que todo estaba bajo control.

    Dos nuevas explosiones —para nada espectaculares, sino secas, como si estallaran petardos— terminaron de confirmar que algo andaba muy mal. A partir de allí, unas 220 historias comenzaron a mezclarse de manera trágica y confusa.

    Una de esas historias fue la de Carmen Pinedo y su marido Augusto Marcó del Pont que se hallaban en la cubierta, sin salvavidas y desconcertados. Alberto Marcó le ofreció el suyo a su cuñada, pero ella lo rechazó. Poco después, el panorama cambió de manera trágica. El fuego devoraba al vapor.

    “No había más recurso que arrojarse al agua. En ese momento se me acercó Viale con un salvavidas en la mano y diciéndome esta sola palabra: ‘¡Señora…!’, me lo ofreció con el ademán. Yo no era dueña de mi voluntad y dejé que entre Viale y mi marido me pusieran el salvavidas”.

    “Tratamos enseguida de bajar al entrepuente [el nivel que está debajo de la cubierta] para de allí arrojarnos; pero ya no era posible, la escalera estaba en llamas. Entonces, arrimándonos Augusto y yo a la borda, alguien, no sé quién, nos empujó e hizo caer al agua. Un momento después, al volver a la superficie, vi a Augusto flotando cerca de mí. Pero el choque con el agua había sido, sin duda, muy violento y no podía hablar. Me miraba. Trataba de darme ánimo, pero de pronto desapareció para siempre”. Así relataría Carmen Pinedo de Marcó del Pont, en 1893, a un periodista de La Nación, la forma en que Luis Viale le cedió el salvavidas y de qué manera vio morir a su marido.

    El “Villa del Salto” recuperó a 69 pasajeros de los cuales tres murieron a bordo. Entre los 87 sobrevivientes (66 en el vapor de Morsse y 21 en una ballenera), sólo había seis mujeres y una niña. Al menos veinticuatro mujeres murieron en el naufragio, lo que demuestra que la caballerosidad practicada por Viale no obtuvo muchos imitadores.

    Peor aún: algunas damas fueron despojadas de sus salvavidas a punta de pistola. Se vio a una mujer pelear en el agua con un hombre que le arrebataba el suyo. En realidad, el caballero Viale (foto) salvó a dos mujeres. A Carmen Pinedo y a Carmencita “Sissy” Marcó del Pont, quien nació el 8 de julio de 1872.

    El pasó a la inmortalidad en el bronce, merced a su gesto de caballerosidad y valentía, en la glorieta de la Costanera Sur hay un merecido monumento que lo recuerda, mirando al río, en actitud de avance y con el salvavidas en su mano derecha.


    Eduardo Luna - Publicada el 24/12/13 - 3752 caracteres
    Fuentes consultadas: Foronaval – Revisionistas – La Nación