Unos vienen y otros van

El domingo 15 de enero comenzó el éxodo de porteños que partieron para disfrutar sus vacaciones en distintos puntos del país. La autovía 2, una de las más transitadas, debido a que se dirige a las playas de la costa Atlántica, estaba muy congestionada de automóviles (aproximadamente 3000 autos por hora) y también de ómnibus que partieron de la Estación de Retiro, donde informaron que en el día salieron unos 1100. En esta terminal, también agregaron que los destinos más elegidos, además de la costa, son Carlos Paz, Mina Clavero y la ciudad de Córdoba.

Durante el fin de semana, desgraciadamente, hubo que lamentar algunos accidentes en las rutas y un saldo de diez muertos.

A pocos pasos de allí, en la Terminal de Cruceros, Benito Quinquela Martín, también varios porteños subían a los lujosos barcos, aunque algunos de ellos, manifestaron un poco de preocupación y temor, por el naufragio del "Concordia" de Costa Cruceros, en el mar Tirreno.

El siniestro del crucero italiano Costa Concordia, que incluye el choque y el posterior encallamiento y hundimiento parcial, ocurrió el viernes 13 de enero a las 21,42 después de chocar contra un arrecife de la costa italiana.

El buque navegaba frente a la Isla de Giglio, procedente de Civitavecchia, de donde había salido esa misma tarde como inicio de un crucero de siete días que debía hacer escala en Savona, Marsella, Barcelona, Palma, Cagliari y Palermo.

Según los guardacostas, 3.206 pasajeros y 1.023 miembros de la tripulación se encontraban a bordo en ese momento.

Un funcionario local dijo que el barco se había desviado de su curso esperado, posiblemente para dar a los pasajeros una vista nocturna del Puerto de Giglio, en la costa este de la isla.

Además, el capitán admitió que se encontraba navegando sin el sistema de navegación computarizado del barco: "estaba navegando a la vista, ya que conocía el fondo del mar en esa zona muy bien, había hecho ese movimiento unas tres o cuatro veces".

Por su parte, la empresa Costa Cruceros luego confirmó que "no era una ruta (definida por la computadora) para pasar por Giglio". El CEO de Costa Cruceros, Pier Luigi Foschi, explicó que todos los navíos tienen una ruta programada por computadora y alarmas, tanto visuales como sonoras, que se activan "si el barco se desvía por cualquier motivo de la ruta almacenada en la computadora y controlada por el GPS", pero que estas alarmas podían ser desactivadas "manualmente".

El barco encalló frente a la isla de Giglio, en Toscana, lo que requirió la evacuación de las 4.229 personas a bordo.

Algunos pasajeros saltaron al agua, mientras que otros, preparados para evacuar el barco, se retrasaron hasta 45 minutos, ya que miembros de la tripulación se resistían a bajar los botes salvavidas de inmediato. Tres personas fueron reportadas como ahogadas después de saltar del barco, y otras siete estaban gravemente heridas.

Pocos minutos después del impacto, el capitán fue advertido por el jefe de la sala de máquinas de que en el casco había una rajadura de 70 metros de largo.

El accidente dejó un saldo de 32 personas muertas, entre pasajeros y tripulación, 64 personas resultaron heridas (tres de ellas de gravedad).

El número de rescatados superó la capacidad de hospedaje de la pequeña isla, y, en ausencia de otras viviendas, las autoridades abrieron las puertas de los colegios, guarderías infantiles, hoteles e iglesias.

El capitán, Francesco Schettino, y el primer oficial, Ciro Ambrosio, fueron arrestados bajo sospecha de homicidio involuntario después de navegar mucho más cerca de la orilla de lo permitido.

El Concordia fue botado el 7 de julio de 2006 en Génova, estaba al servicio de Costa Cruceros, siendo el barco más grande construido en Italia hasta ese momento y costó 450 millones de euros. El barco tenía 17 cubiertas, un desplazamiento de 60.225 toneladas, 290 metros de eslora y 35,5 de manga, era propulsado por 6 motores diesel y 2 motores eléctricos.

Susana Espósito - Publicada el 16/01/12 - 3953 caracteres